Resistiendo el fuego.

Escrito el 21/09/2018
Ps. Gustavo Muñoz


Dios puede librarnos del horno de fuego ardiendo y de tu mano, y si no, debes saber que tampoco serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Daniel 3:17.


En el 2007, una llamada cambió radicalmente mi percepción de la vida. Dos días atrás había dejado a mi abuela en una clínica, después de que fuera intervenida quirúrgicamente a causa de un cáncer agresivo. Todo indicaba que se recuperaría muy pronto de la operación. Estando en otro país, inesperadamente recibí la llamada de mis familiares diciendo que mi abuela se había agravado.

Solté el celular, tomé el calendario en mis manos, encendí mi reproductor de música, me arrodillé en el suelo de mi habitación y dije: Señor, si tú salvas a mi abuela de la muerte, prometo servirte hasta el último día de mi vida. Marqué ese día en el calendario y puse la siguiente inscripción: compromiso de servicio por la salud de mí abuela. Para mí, esas palabras tuvieron mucho significado. Sabía que después de ese día mi vida estaría mayormente comprometida en la obra de Dios.

Al día siguiente, mi abuela falleció. Triste, pensé que mi compromiso con Dios no tuvo ninguna validez; me dije: hice una promesa con el fin de provocar a Dios para que hiciera lo que yo esperaba, pero mi esfuerzo fue inútil. Once (11) años después de aquel día, continúo sirviendo a Dios y no estimo la posibilidad de abandonar mi vocación de servicio cristiano. Hoy entiendo que aunque Dios no haga lo que yo espero, “mi rol en la tierra” es ser fiel al Único Dios Verdadero.

¿Qué piensan las personas cuando Dios no hace lo que esperan? La reacción común es enemistarse con Dios culpándolo por sus problemas. De hecho, son muchos los que han abandonado la fe cuando pasa el tiempo y las circunstancias no mejoran.

En lo días en que Nabucodonosor fue rey de Babilonia, Sadrac, Mesac y Abed-nego (amigos de Daniel), fueron obligados a que al sonar de los instrumentos musicales se postraran y adoraran la estatua de oro que había ordenado construir.

Ellos con determinación se negaron, despertando la ira del rey quien mando calentar el horno de fuego siete veces más de lo normal. Ante tal amenaza, ellos respondieron: Dios puede librarnos del horno de fuego ardiendo y de tu mano, y si no, debes saber que tampoco serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. Daniel 3:17.

¿Qué podemos aprender de estos tres jóvenes? En primer lugar, su determinación a ser fieles. En segundo lugar, su determinación a ser diferentes y no obrar como los cobardes. En tercer lugar, a confiar ciegamente en Dios aunque las circunstancias no sean favorables.  

Si usted está pasando por el fuego, recuerde que aunque Dios no lo libre de él, es de sabios permanecer.

Dios te bendiga.