Dios de oportunidades.

Escrito el 19/10/2018
Ps. Gustavo Muñoz


Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos. Eclesiastés 9:11.


¿Necesita una nueva oportunidad? El sentimiento de resignación puede hacernos creer que estamos descalificados para recibir una nueva oportunidad. Es natural pensar en lo bueno que sería retroceder el tiempo con el propósito de revertir los efectos de las decisiones que hoy nos causan frustración. 

La buena noticia es que Dios conoce la importancia de las nuevas oportunidades y Él las concede a quien las necesita. Todos los seres humanos -sin importar sus carencias o imposibilidades- son merecedores de nuevas oportunidades.

A todos llegará el momento y la circunstancia perfecta en la que recibirán aquella bendición plena que esperan. El problema es que desesperamos, y tal vez esta sea la razón: ¡el tiempo corre de prisa!

¿Quién no se ha sentido presionado al ver las manecillas del reloj girar vertiginosamente? El tiempo del ser humano está determinado por el reloj cronológico (cronos), pero el tiempo de Dios (kairós) no es medible y está determinado por propósitos.

El Dios de propósitos no se ha olvidado de usted, por el contrario, vendrá el momento perfecto en el que verá como su esfuerzo, será grandemente recompensado, por tanto, espere. Las oportunidades no son de los hábiles o de los fuertes, tampoco es de los sabios, prudentes o elocuentes; las oportunidades son de aquellos que las esperan con paciencia y disposición.

María no imaginó que a través de ella nacería el Salvador del mundo. Por eso en su cántico afirmó: “Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios. De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes”. Lucas 1:51.

Este cántico enseña que aquellos que el mundo descarta, tarde o temprano serán honrados por Dios. Pedro negó a Jesús tres veces. ¿Puede imaginar a Jesús negándole a Pedro una nueva oportunidad? Si lo hubiese despreciado, probablemente nunca hubiésemos escuchado sobre este gran apóstol.

Pedro se arrepintió de su error y recibió una nueva oportunidad. Las Escrituras afirman que: “y saliendo de allí, lloró amargamente”. Lucas 22:62. Luego, vemos a Dios haciendo prodigios y milagros a través de él. Usted tendrá una nueva oportunidad.

Bendecido día.