¿Oblea o melcocha?

Escrito el 15/11/2021
Ps. Gustavo Muñoz


¡Así que sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni sientas pánico frente a ellos, porque el Señor tu Dios, él mismo irá delante de ti. No te fallará ni te abandonará». Deuteronomio 31:6


Hoy quiero usar una analogía para diferenciar la valentía del temor.

En Colombia tenemos por costumbre “mecatear”. El mecato, en la mayoría de casos, es dulce. Entre la variedad de dulces, se encuentran dos muy populares en Cali: La “oblea” y la “melcocha”.

La oblea es una galleta endeble, débil y sumamente delicada. Se debe comer rápido, de lo contrario, los ingredientes que se añaden podrían convertirla en una especie de papel mojado. La oblea se parte fácilmente. De hecho, al sacarla de su envoltura, se corre el riesgo de quebrarla.

La melcocha, en cambio, es diferente. Es un mecato resistente y duro. Es tan dura, que muchos de sus consumidores han perdido un trozo de diente o la esquina de una muela al comerla. Insisto, la melcocha es dulce, pero es dura. Permítame exagerar: ¡parece inmortal!

Quiero pedirle un favor: no sea tan frágil como una oblea. Usted no puede ser de aquellos cristianos que lloran cuando los miran de forma extraña. No se acostumbre a que lo consuelen cuando usted ha sido llamado a consolar a otros.

No se resquebraje con nada. Quizá alguien declaró algo en su contra, lo humilló o lo avergonzó. Yo le pregunto: ¿se hará pedazos como una oblea? ¿Se partirá en mil partes porque alguien lo ofendió? No lo haga. Sea dulce, pero frente a las circunstancias difíciles de la vida, procure mantenerse como una melcocha.

¡Sea valiente! Que no lo consuma el miedo y tampoco sus complejos. Dios sabe cuán fuerte usted necesita ser para llegar a la cima a la cual Él quiere llevarlo. Si alguien lo ofendió, perdone y siga, pero no se detenga a lamentarse porque si lo hace, usted será como una presa débil en la manada que termina siendo alcanzada por su adversario. 

Con amor y mucha dulzura cristiana, su servidor.