Ricos para con Dios.

Escrito el 10/07/2019
Ps. Gustavo Muñoz


Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que poseeLucas 12:15.


Jesús observó a dos hombres que debían repartirse una herencia. Al parecer eran hermanos y uno de los dos se negaba a entregarle al otro lo que le correspondía. Como era costumbre, Jesús fue al fondo de las circunstancias y le dio una importante lección al que con afán le pidió ayuda. 

Jesús no tomó partido, sabía que necesitaba iluminar la vida de un hombre vacío, cuya confianza estaba puesta en las riquezas: “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”. Así, inesperadamente, respondió el Maestro. 

Amado lector, vivimos una época de profundo apego por los bienes materiales. Un alto porcentaje de nuestro tiempo lo dedicamos a conseguir recursos y mejorar nuestra calidad de vida. En esa búsqueda, nos perdemos de obtener la riqueza que en verdad vale la pena. 

Me pregunto: Si la vida del hombre no consiste en conseguir riquezas, ¿entonces en qué consiste? Claramente Jesús dijo: si van tras las riquezas, pueden estar seguros de que no serán ricos para con Dios. 

Ser ricos para con Dios significa tener una vida de comunión con Él. Amarlo como al tesoro más valioso en nuestra vida y obedecerlo sin reprochar ni un céntimo de su voluntad. 

Ser ricos para con Dios, significa además disfrutar las verdaderas riquezas de Cristo. El perdón de nuestros pecados y la santificación del Espíritu que está disponible para limpiarnos y convertirnos en nuevas criaturas. 

Significa ser felices mientras cumplimos el propósito para el cual fuimos creados. Sin duda, ser rico significa experimentar continuamente el gozo del Señor y los regalos espirituales que a diario nos concede. 

Desear prosperar no es un pecado, Dios desea que usted pueda tener todo cuanto necesita y aún más. Sin embargo, debe cuidar su enfoque. Tenga cuidado de no valorar su vida a la luz de los bienes que posee. 

Las personas suelen definirse o valorarse de acuedo a sus estándares económicos, pero descuidan los tesoros que realmente valen la pena, entre otros, su familia y la gente que aman.

Esfuércese primero por ser rico para con Dios, le aseguro que todo género de riqueza material, le será añadido. No se pierda y peor aún, no acabe con su vida persiguiendo las riquezas. Al hacerlo, se arriesga a alcanzarlas y quizá a no disfrutarlas, pues recuerde que disfrutar los recursos materiales, es don de Dios, 

Sea rico para con Dios.