¿Intachables?

Escrito el 14/04/2025
Ps. Gustavo A. Muñoz L.


 

La integridad y la pureza deben ser su meta. Integridad se traduce de la palabra hebrea “Tom” que significa “una condición intachable”.

También significa completo o sólido, recto u honesto. Integridad puede ser, en algunos casos, sinónimo de pureza. Sin embargo, una persona intachable ante los ojos de otros, no es necesariamente pura delante de los ojos de Dios.

Ahora bien, la palabra pureza se traduce de la palabra griega “Eilikrineia” cuyo significado es, simple, sin mezcla, totalmente sincero.

En la cultura bíblica, la pureza es ejemplificada con la acción de pasar una sustancia o mezcla por un cernidor o colador las veces que sean necesarias, hasta separar de ella la última partícula extraña.

Entonces, uno tiene integridad si termina un trabajo, aun cuando nadie esté mirando. Uno tiene integridad si guarda su palabra, aun cuando nadie lo verifique.

Uno tiene integridad si cumple sus promesas. Integridad significa ausencia de duplicidad y es lo opuesto de hipocresía.

Si usted es una persona de integridad, hará lo que dice. Lo que usted declara ser, hará lo mejor que pueda para serlo.

La integridad también incluye responsabilidad financiera y confiabilidad personal. Una persona de integridad no manipula a otras. No se inclina a la arrogancia o alabanza propia.

La integridad incluso invita a la crítica constructiva y la cree necesaria porque aplaude la exigencia de cuentas. Es fiable. Es sólida. Es completa.

Uno es puro cuando ama el reino de la luz y odia todo aquello que proviene del reino de las tinieblas. Uno es puro cuando, guiado por la corriente del amor a Dios, escoge agradarlo, en lugar de satisfacer los deseos de la carne.

Se es puro, cuando el corazón busca de manera constante lo santo en el diario vivir. La pureza se evidencia en el lenguaje, y sobre todo, en la calidad de nuestros pensamientos.

La pureza me permite ver a las demás personas con el lente de Dios y no con la malicia de la carne (1 Timoteo 5:2). Se es puro cuando no solo se aborrecen los actos vergonzosos, sino también, las intenciones pecaminosas.

Amado lector, este es su desafío: convertirse en una persona íntegra y pura porque así, Cristo lo demanda de usted. Créame, su Santo Espíritu lo ayudará, usted no está solo.

¡Bendecido día!