Quiero que entiendan lo que realmente importa, a fin de que lleven una vida pura e intachable hasta el día que Cristo vuelva. Filipenses 1:10.
Entre sus propósitos más importantes, debe considerar como una prioridad, la necesidad de conducir su vida hacia la búsqueda de la pureza.
Espere. No lo tome como una afirmación religiosa. Asúmalo como un llamado que Dios le está haciendo con el fin de que pueda disfrutar plenamente los beneficios de la fe cristiana.
La pureza no significa que no cometerá errores, pues el hombre no puede limpiarse a sí mismo. La pureza proviene de Dios y Él será su fuente de santificación cada día.
Ahora bien, los seres humanos tenemos anhelos emocionales, materiales e incluso familiares. Sin embargo, con frecuencia olvidamos los anhelos trascendentales de la vida, entre ellos, el anhelo de gozar de un testimonio intachable y una conducta agradable a Dios.
Amado lector, vivir sin tener que enfrentar los fantasmas de nuestras vergüenzas es un gran privilegio. La tranquilidad más valiosa es aquella que le provee el hecho de gozar de un alma libre y de muchos recuerdos superados.
Ser intachable incluye el hecho de que la gente que le conoce no tenga acusaciones en su contra soportadas en argumentos veraces. En otras palabras, ser reconocido como un ser humano cuya conducta no genera dudas.
¿Qué le perece el desafío de vivir buscando la pureza en todo lo que hace? Es preciso que comprenda esto: la pureza es la belleza de los cristianos y la riqueza de los hombres de fe.
Se preguntará si en verdad vale la pena pagar el precio por ella. La respuesta es sí. Si la Biblia le hace un pedido de esa naturaleza es porque usted no se quedará sin recompensa.
Es preciso que incluya en sus metas la búsqueda de la pureza. Búsquela en sus conversaciones, pensamientos y acciones. Le aseguro que Dios bendecirá su esfuerzo en la búsqueda de lo que realmente importa.
Paz y bien.