Jesús contestó:—Si quiero que él siga vivo hasta que yo regrese, ¿qué tiene que ver contigo? En cuanto a ti, sígueme. Juan 21:25.
¿Acaso no tiene suficiente con ocuparse de su seguimiento al Señor?
Hay muchos asuntos que no tienen qué ver con usted, y sin embargo, usted se preocupa por ellos. Su interés por temas ajenos, que por cierto no le competen, podrían entorpecer el desarrollo de su fe.
El carácter del apóstol Pedro era semejante al de muchos de nosotros. A veces avasallador, otras veces curioso y casi siempre, acelerado. Pedro era de aquellas personas que se indignaban con la conducta de otros, y además, odiaba la idea de estar en desventaja.
Tal parece que Pedro lucía, externamente, como un hombre seguro. Sin embargo, internamente, enfrentaba múltiples inseguridades. A Pedro le gustaba ser el primero. Uno podría pensar que fue justo después de esta fuerte declaración de Jesús (¿qué tiene que ver contigo?), que Pedro logró enfocarse.
Quisiera preguntarle ¿aún conserva el enfoque?
Es tan fácil perderlo. El estilo de vida de otros, los errores de otros o los desaciertos a los cuales usted se anticipó, podrían, ciertamente, robarle el enfoque.
Amado lector, puede que usted se encuentre de frente con situaciones o resoluciones con las cuales no estará de acuerdo. Incluso, podría haber detectado un error que otros no han visto. Cualquiera que sea la situación, recuerde una cosa: Jesús hoy le recuerda que su prioridad es que lo siga.
Preocúpese por seguir al Señor con un corazón fiel. No haga preguntas vacías como: ¿Señor, cuando me tocará a mí? O ¿Señor, por qué esa persona prospera? Más bien, asegúrese de amar a Dios sobre todas las cosas y luego, usted verá la promoción de Dios.
Permítame decírselo con mi más sincera consideración de respeto: no se meta dónde Dios no lo ha llamado. No se amargue por aquello que no le compete. Deje de criticar a otros y mejor preocúpese por cumplir con aquello que Dios le ha encomendado.
Definitivamente, hay cosas que no tienen que ver con usted. Mi consejo es que renueve su compromiso de seguir a Jesús. Quizá esté dudando de congregarse porque ha visto demasiados defectos entre los cristianos. Quizá un cristiano le falló y usted ya no cree en ninguno. Pues bien, hoy el Señor le recuerda estas palabras: “En cuanto a ti, sígueme”.
Siga a Jesús. Sus ojos deben estar puestos en Él.
¡Bendecido día!