La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra Jehová se irrita su corazón. Proverbios 19:3.
Insensatez es hacer todo mal y esperar que nos vaya bien.
Un día entendí que Dios no era culpable de los resultados de mis nefastas decisiones. Aprendí que debía hacerme cargo de las consecuencias de mis determinaciones.
Fue así como me liberé del malestar espiritual de “enojarme con Dios” cuando las cosas no salen como espero.
La Biblia nos alerta acerca de los peligros externos de la vida, pero también de los internos, de aquellos que llevamos dentro, como la necedad, la rebeldía y la insensatez.
Una persona insensata es aquella que decide de acuerdo a la fuerza de una emoción y no en función de la ciencia que provee la razón.
El insensato es, por lo general, necio y terco. Normalmente está dispuesto a ir contra la corriente del sentido común.
En medio de la desesperación, su insensatez lo engaña haciéndole creer que, aquello que desagrada a Dios, puede ser una salida o una opción. Le hace creer que es sabio y por lo tanto, superior a los demás.
Lo conduce a una efímera plataforma, desde la cual juzga las acciones de otros creyendo que las suyas son adecuadas, aun cuando estas se oponen a las Escrituras.
Amado lector, si usted le abre una puerta a la insensatez, le aseguro que no tardará en visitarlo la tribulación y el tormento.
Considere que lo está pensando hacer, piense bien en sus acciones y pregúntese si acaso Dios está de acuerdo con estilo de vida.
Podría ir directo al abismo y sin darse cuenta caer en la más profunda oscuridad. Abra sus ojos y observe con quién está intentando construir un hogar. Piense en la naturaleza de sus negocios. Considere si el origen de sus ganancias es honesto no lo es.
Ore en este día, y pídale al Señor que le conceda ciencia, entendimiento y sabiduría. Que le muestre la ruta por la cual debe ir. Termine con su enemistad con Dios, Él no es culpable de sus determinaciones pasadas.
Con amor, su servidor.