¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? Isaías 40:12.
Ante la desesperanza de un pueblo en ruinas, el profeta Isaías le recuerda a sus moradores que su Dios es incomparable y que controla con absoluta autoridad y poder la imponente Creación.
Es probable que la situación que está viviendo, parece superar su capacidad y su fuerza, pero recuerde, su Dios no puede ser superado por nada, Él sigue al control de todo.
Una enfermedad, una crisis familiar o económica, pudiera hacerle creer que ya no hay nada que hacer; que las posibilidades se agotaron y no queda más que esperar la destrucción total.
Permítame decirle que su Dios es aquel que levanta una nación de las ruinas, que conforma un ejército invencible con los débiles, conquista poderosos pueblos con unos cuantos guerreros y trae abajo muros de imponentes ciudades por su buena voluntad y poder. ¿Acaso no debería tener esperanza?
Su Dios es más que poderoso. Nada y nadie es más fuerte que Él. Con frecuencia, usted puede perder de vista a Dios. Esto ocurre, no porque Él se ausente, sino porque, incluso sin percatarse, se concentra tanto en las circunstancias, que olvida en quién ha creído y a quién sirve.
Cuando se trata de “lidiar” con las circunstancias de la vida, mi recomendación es que, en primer lugar, se esfuerce por tener una visión fresca de Dios. No su propia visión, sino la que la Biblia quiere que tenga.
Esa visión será definitiva en su camino al éxito. No se pelee con sus circunstancias, vaya y refúgiese en Dios; él tiene el poder para controlar y definir los resultados.
Ciertamente, Dios espera que tengamos una correcta visión de Él. En otras palabras, a Dios le interesa lo que usted sabe y piensa de Él.
Si usted tiene una visión pequeña de su Creador, su vida reflejará lo limitada que es su mente. Pero si tiene una visión grandiosa acerca de Dios (tal cual la Biblia la revela), entonces se podrá mover por zonas desconocidas y estará confiando.
Dios quiere sacarlo de las ruinas en las que usted se puede encontrar. No ame sus ruinas, créale a Dios y salga de allí.
Él tiene el poder para restaurar su vida completamente. Si su matrimonio está en crisis, confíe en Dios, Él puede y quiere ayudarlo.
Si la enfermedad tocó su puerta, ponga su mirada en Dios y confíe en aquel que lo creó perfectamente, Él también puede sanarlo.
Su Dios es grande, no intente quitarle mérito por el hecho de que a usted lo hayan superado las circunstancias.
Si Dios levantó a un pueblo de las ruinas, ¿cómo no lo hará también con usted? ¡Claro que lo hará!
Recuerde, su Dios es grandioso.
¡Bendecido día!