Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Mateo 14:31
Yo he batallado contra la duda. He lidiado con las preguntas nacidas del miedo y la turbación. ¿Usted no?
Para la filosofía antigua, la duda representa el origen de la reflexión y la evolución del pensamiento. Las tesis, las teorías o los postulados, son, en cierto sentido, el resultado de la duda. Esta, quizá, sea la única utilidad de la duda en nuestras vidas. Para todo lo demás, la duda es nociva.
Es nociva para el progreso porque, la falta de certeza nos impedirá avanzar. Es nociva para su vida de pareja porque debilita su confianza en su cónyuge. Es nociva para su personalidad porque lo convertirá en una persona insegura.
En todo caso, la duda, según el relato bíblico que da origen a nuestra reflexión, fue la causante del gran susto que se llevó Pedro. Todo iba bien, hasta que Pedro dudó.
Es que, la duda, hace que perdamos de vista el objetivo. La duda genera distracción, tanto, que termina por obligarnos a quitar la mirada de Jesús para pronto quedar a la suerte de las circunstancias.
Amado lector, erradique la duda de su corazón. Si usted le confió su vida al Señor, guarde la paz y espere en Él, le aseguro que Dios no está improvisando con su destino, Él sabe lo que hace, Él nunca pierde el control.
Puede que haya ruido a su alrededor. Por cierto, los rumores en torno a temas políticos y económicos son tan estruendosos, que con frecuencia se roban la esperanza de los pueblos. Pero tranquilo, Dios no lo desamparará jamás, si Jesús lo invitó a caminar hacia Él, entonces descuide, Dios lo cuida.
Quiero animarlo a poner su mirada en Jesús, el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2). Renuncie a la idea de mirar continuamente las circunstancias. Recuerde que las circunstancias varían, cambian, se transforman, pero Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos.
Ponga en uso la fe, créale a Dios y no a las volátiles circunstancias. Puede que hoy, el viento se esté moviendo en su contra; puede que se esté enfrentando a grandes olas que intentan ahogarlo; pues bien, cualquiera que sea el caso, mire a Jesús y su vida estará segura.
Mis mejores deseos para usted y su casa. Sentido abrazo.