Llamados a servir

Escrito el 12/05/2025
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve. Lucas 22:27


La grandeza de Jesús se debe a su actitud de siervo. Es admirable contemplar su vida porque en cada oportunidad que la Biblia nos ofrece un relato que lo incluye, vemos cómo se daba por la gente.

La vida no fue suficiente para ayudar a los necesitados. En su caso, fue necesaria la muerte para redimir a los pecadores. 

El ejemplo de Jesús debe inspirarnos a ser libres de ese estilo de vida en el que solo contamos nosotros. Pensamos demasiado en nosotros, pero rara vez pensamos en los demás. 

Considero que un cambio de actitud frente a las necesidades de los demás no solo es necesario, sino urgente. Ayudar a otros termina siendo la mejor manera de ayudarnos a nosotros mismos. 

La gente verdaderamente exitosa es aquella que supera su egoísmo y decide emprender el camino de los valientes que se disponen para hacer algo por los demás. ¿Qué tal si, en lugar de pensar en la tierra de forma preocupada y ansiosa, pensamos en el Reino de Dios con la mesura de un corazón consagrado al Señor?

Hay mucho valor en los pensamientos, pero la mente que piensa en servir a los demásno tiene precio. 

Jesús hizo que su vida valiera la pena porque ayudó a muchos necesitados. Porque oró por enfermos, consoló a abatidos y restauró a pecadores. En cada una de sus acciones había una cuota de servicio. 

Amado lector, hay mucho por hacer. El Reino de Dios necesita manos dispuestas a construir. Sí, a levantar vidas que hoy se hunden en el lodo del tormento. A predicar las buenas nuevas que transforman corazones. A consolar a quienes hoy sufren. 

¿Qué puede hacer usted por los demás? Le aseguro que mucho. Conéctese con su iglesia y decida servir a Dios. Hágalo en algún ministerio o hágalo conscientemente desde su posición laboral, pero viva para Dios, consagre sus manos a Dios, consagre su tiempo a Dios y cumpla con el llamado que Él le está haciendo. 

No aplace más la decisión de servir. Imite a Jesús. Salga del imperio de sus preocupaciones y piense con sincera compasión en aquellos que hoy lo necesitan. 

¡Bendecido día!