"Mi esperanza está en ti"

Escrito el 14/06/2025
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


 

Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti. Salmo 39:7


Este maravilloso salmo se le atribuye al rey David. En él, el salmista deja ver cuán frágil es el hombre y lo inútil que es el afán. Como cristianos, debemos desarrollar una visión equilibrada de la vida, entendiendo que Dios nos hizo capaces, creativos e inteligentes; sin embargo, ninguna virtud, por excepcional que parezca, debería nublar nuestra continua dependencia de Él.

La mayoría de personas ponen su esperanza en sus capacidades, en sus riquezas, en sus proyectos o incluso en otras personas. Nosotros, en cambio, debemos poner toda nuestra esperanza en el Señor. De Él proviene nuestro bienestar y toda clase de bien que podamos recibir. 

Piense por un momento en el rey David. Su vida estuvo rodeada de grandes conquistas, días cómodos en el palacio, recursos sin límite y una autoridad que nadie podría igualar. Sin embargo, su aparente éxito no pudo nublar su razón. Él entendió que debía poner su esperanza en el Señor y nunca en sus bienes o capacidades.

Amado lector, ponga su expectativa en Dios y no en las cosas de la tierra. Mire fijamente al cielo y asegúrese de avanzar sin perder de vista la gloria de Dios. Si es jóven, entienda que está viviendo una etapa en la que se sentirá capaz de hacer muchas cosas, no obstante, jamás olvide que usted es como una sombra la cual aparece y en breve desaparece.

Si usted es lo suficientemente adulto, use su madurez y aprenda a valorar los tesoros que en verdad importan. Valore su familia, valore su salud, valore sus experiencias y hágase más sabio mientras comparte lo que aprendió con las demás personas. Hágase consciente de que el tiempo avanza, pero su carácter debe mejorar. 

Considere muy bien las razones de su afán. Afanarse fatiga, desgasta y le roba vida. En cambio, aprenda a hacer la voluntad de Dios y esfuércese por alinearse con los tiempos del Señor. Amado lector, descanse en el Señor y confíe en los planes que Él tiene para su vida. Su futuro y su porvenir están en las manos del Señor. 

Evite caer en el juego de construir tesoros en la tierra cuando lo más importante es asegurarse de contar con la aprobación de Dios. Confíe en el Señor y espere lo mejor de Él. Dirija su mirada al Señor. 

¡Paz y bien!