Santidad

Escrito el 18/06/2025
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Él (Jesús) nunca pecó y jamás engañó a nadie. 1 Pedro 2:22


Jesús fue santo en toda su manera de vivir. Jamás rompió un código ético, moral y tampoco faltó a su integridad. Claramente, su vida es digna de imitar.

Dios nos llama hoy a vivir en santidad. La santidad le conviene a usted, a su familia y a la iglesia.

Pidamos hoy al Señor que nos santifique. La definición más simple de santificarse es “apartarse”. Esto significa que la voluntad de Dios es que vivamos de acuerdo con los lineamientos de la Palabra y no de acuerdo al estilo del mundo.

Dios desea que goce de una vida diferente a las demás. Esa vida debe reflejar un profundo y firme amor a Dios que diariamente lo inspira a tomar las decisiones correctas, aunque a veces, aparenten ser inviables.

Su santificación no es un tema menor; todo lo contrario, su santificación definirá los resultados más valiosos en su vida.

Considere bien las cosas. Si usted ha llegado hasta este punto, si ha luchado y ha trabajado fuerte, ¿cree que valdrá la pena volver atrás? ¿Le parece justo abandonar el camino de la fe y entregarse a los brazos del mundo? 

Avance. No admita el retorno. Usted está lejos como para devolverse y perder todo lo que ha ganado. Reflexione y admita que podría perderlo todo por una "pequeña" distracción o por un momento de placer.

Satanás es un engañador y su especialidad es la mentira. No permita que él le haga creer una mentira como si fuera una verdad. Satanás promete mucho, no da nada y quita todo.

Busque con profundo deseo hoy ser santificado y liberado de toda maldad. Ore por la pureza del Espíritu Santo en su vida. Pida ser limpiado de los deseos pecaminosos de la carne y del orgullo que empaña su alma.

Confíesele al Señor sus luchas espirituales. Confíe en su fiel amor y pídale que quite de su corazón ese fuerte deseo que lo está tentando.

No se exponga y tampoco exponga a los que ama. Aléjese de toda especie de contaminación. Guarde distancia y asegúrese de contar con personas espirituales que lo rodeen.

Amado lector, no minimice las consecuencias del pecado. Pecar provoca consecuencias lamentables. 

Aunque somos seres humanos y fallamos, eso no significa que no podamos ser libres del pecado. Busque la santificación por el Espíritu Santo y le aseguro que usted aprenderá a vivir en la victoria constante que, sin reserva, Él le proveerá.

Su enemigo intentará hacerle creer que usted es una víctima; mas el Espíritu Santo lo convencerá de que “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. 1 Juan 4:4.

Ore por su santificación y por la de su casa.

¡Bendecido día!