La Palabra en acción

Escrito el 07/09/2025
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Santiago 1:22


El apóstol Santiago identificó con claridad una virtud y una debilidad de los creyentes. ¿La virtud? Oír. ¿La debilidad? La falta de acción.

Un cristiano promedio que se congrega al menos una (1) vez por semana, escucha al año 52 predicaciones. Eso, sin mencionar los vídeos, las reflexiones y/o devocionales con los que acostumbra nutrir su vida espiritual.

A pesar de eso, en muchos de ellos no se aprecian cambios significativos. La pregunta es: ¿por qué?

Bueno, el apóstol Santiago afirma que entre los creyentes el fenómeno de oír y no practicar, es más común de lo que pensamos. 

Oír la palabra no es suficiente cuando el llamado que Dios nos ha hecho supone también la tarea de ponerla por obra. 

Amado lector, hay mucho poder en la palabra de Dios, pero no lo veremos y tampoco lo comprobaremos, si nos negamos a obedecerla. 

Un oidor es un simpatizante que disfruta escuchar y conocer, pero aún se mantiene “prudente” y “moderado” en sus acciones. 

Entonces es allí cuando aparecen las típicas frases disfrazadas de sabiduría: "Es que no quiero lucir como un religioso" o "no quiero que me tomen por fanático". 

Frases como esas nos convierten en cristianos nominales, pero no en discípulos de Jesús. 

La certeza de la fe no se mide por intenciones o ideas, se mide por acciones concretas.

Me niego a criticar el espíritu entusiasta del pueblo cristiano cuando dice “amén”. Sin embargo, me parece que, con mucha ligereza, usamos tan bella expresión. 

Cuando decimos “amén”, estamos afirmando muchas cosas al tiempo. Por ejemplo, que estamos de acuerdo. También, que confiamos en la declaración que antecedió a dicha expresión. Pero también estamos diciendo: "Seré un testigo de eso”. 

Hoy más que nunca, la iglesia necesita de hombres y mujeres que vivan la palabra. La verdad es que no vivimos en una sociedad en la que sus habitantes necesiten tanto la fe como sí necesita la obediencia. 

¡Sea un hacedor! Obedezca la palabra.