Cómo atleta.

Escrito el 27/04/2020
Ps. Gustavo Muñoz


¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 1 Corintios 9:24


Los Juegos Olímpicos modernos, nacieron en la antigua Grecia. El rigor y la disciplina fueron características vitales de ésta costumbre deportiva. 

Para el apóstol Pablo, la experiencia de los atletas que participaban, se convirtió en una manera práctica de enseñarle a la iglesia algunos principios espirituales.

La vida sin metas es “un juego de azar”. El deseo de Dios es que usted se mueva por metas, así como Él se mueve por propósitos. 

Nada de lo que Dios hace es casualidad, todo tiene un fin. De la misma manera debe ocurrir con el todo de su vida. 

Las metas le ayudarán a mantenerse enfocado y a dirigir su esfuerzo hacia lo que en realidad vale la pena. 

La gente que no tiene una meta es fácilmente influenciada y constantemente experimenta una sensación de pérdida de sentido. ¿Cuál su meta? ¿Qué está moviendo su corazón? 

El apóstol Pablo tuvo como meta servir a Dios e imitar a Cristo. Eso hizo que mantuviera el enfoque hasta el último día de su vida. 

El dijo: “Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire”. 1 Corintios 9:26. En otras palabras, el estaba diciendo: lo que hago, lo hago con un fin, sé lo que estoy haciendo, sé a dónde voy.

Ahora bien, el éxito de un atleta es directamente proporcional a su determinación de alimentarse bien, descansar el tiempo suficiente, entrenarse, autoevaluarse y negarse a los placeres que dañan.  

Pablo afirmó: “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.”. 1 Corintios 9:25. 

El desempeño en la pista de atletismo está íntimamente relacionado con el nivel de preparación del atleta, con el tiempo que dedica para ser mejor en su disciplina. 

Muchos quieren el éxito, pero la verdad es que muy pocos están dispuestos a sacrificar algo. Si es tan importante su meta, ¿qué está dispuesto a entregar? 

Si recuperar a su familia es tan importante, entonces no escatime ningún esfuerzo. Si se ha propuesto agradar a Dios, entonces invierta las primicias de su tiempo y de todo tipo de recurso para hacerlo. 

Recuerde que en la vida usted podrá experimentar placeres santos, pero también, placeres pecaminosos. Cuide su condición espiritual y esfuércese por ganar el premio; su participación en ésta competencia, vale la pena. 

¡Bendecido día!