Libres de la codicia

Escrito el 09/04/2024
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Yo nunca he codiciado la plata ni el oro ni la ropa de nadie. Hechos 20:33


Cuidado con la codicia. El amor al dinero y el afán por tener lo que alguien más tiene, es un camino de constantes peligros, y su destino, casi siempre, es la muerte.

La codicia es la enfermedad de los infelices. El que codicia lejos está de vivir alegre, más aún, de disfrutar lo que tiene. 

Amado lector, usted debe ocuparse de presentar a Cristo una carrera limpia en la cual su corazón se mantenga libre del pecado destructivo de la codicia. 

El apóstol Pablo dio testimonio de esta demanda espiritual. Él presentó sus credenciales libres de este terrible mal que no causa más que destrucción y muerte. 

Usted debe ocuparse de disfrutar lo que tiene. Si desea algo, asegúrese de que no sea lo de alguien más. Esfuércese por tener sus propias cosas, trabaje con integridad y no rompa las reglas que Dios estableció. 

El cristiano debe ocuparse de dar testimonio acerca de las bondades del trabajo. Es trabajando, como Dios desea prosperar su vida. Es a través del esfuerzo como Dios quiere levantarlo y proveerle abundantemente. 

Cuídese de convertirse en un preso del deseo desmedido de tener. En ese caso, usted podría tomar una mala o absurda decisión. Sepa una cosa: a Dios no le molestan sus sueños de prosperar, pero sí le ofende su ansiedad por tener, al precio que sea, lo que le pertenece a otra persona. 

Tome como ejemplo al apóstol Pablo. Trabaje con sus propias manos y sea valiente para confiar y esperar la bendición de Dios. Si usted se compara con otras personas, seguramente ese ejercicio lo dejará sin aliento, y en algunos casos, lo dejará sin esperanza. 

Usted está tejiendo un gran futuro, pero la invitación que le hago es que se concentre en hacerlo con integridad. Sea recto y ocúpese con pasión en conocer la ruta por la cual Dios quiere llevarlo. 

Con amor, su servidor.