Perfección divina

Escrito el 11/04/2024
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de JesucristoFilipenses 1:6


Dios trabaja como un orfebre. Él es un Dios de detalles. Por eso usted, como oro macizo en sus manos, debe entender que Él no solo hará una preciosa joya, sino que buscará que sea la mejor.

Usted está en un proceso. Mientras camina con Dios, Él lo irá transformando hasta que tenga la forma que Él desea.

Créame, Dios no lo dejará para siempre con su mal genio, tampoco se acostumbrará a sus cambios repentinos en su estado de ánimo. Él lo va a transformar. 

Tampoco permitirá que se hunda en las arenas de la miseria. Dios quiere bendecir su vida y prosperarlo en todo.

Él también está obrando en su carácter. La meta es que usted sea más parecido a Jesús. 

Dios es Dios de perfección. Él sigue trabajando en nuestras vidas de tal manera que podamos manifestar su excelencia, teniendo mejores matrimonios, siendo mejores en nuestras relaciones cotidianas, mejor en nuestros roles como padres, mejores en nuestras responsabilidades laborales, mejores en todo.

El Señor ha resuelto transformar su vida por completo; y créame, no descansará hasta lograrlo. Él no deja nada a medias.

Es probable que usted ahora mismo esté identificando sus más serios defectos. Tal vez egoísmo, falta de control sobre su lengua, cierto apego a las cosas materiales, excesiva prevención o desconfianza. Sea cual sea su defecto, Dios no lo dejará igual, Él lo transformará.

Lo mejor que puede hacer hoy, es orar esta palabra diciendo: “Señor, perfecciona tu obra en mí, quiero ser más parecido a Jesús”.

Despójese. Es probable que por sus experiencias de la vida o por el dolor que ha sufrido, esté acostumbrado a usar una gran armadura frente a la gente para no lucir vulnerable.

Confíe en Dios, permita que Él trabaje en su corazón y lo libre de esas ideas que le impiden crecer a imagen y semejanza de Jesús.

No se predisponga, deje la malicia, no permita que una mala experiencia le robe la posibilidad de reconocer que hay gente que lo ama.

Permita que el Señor quite sus ropas viejas y ponga en usted nuevas telas de amor y bondad.    

Renuncie a su actitud defensiva, el Espíritu de Dios quiere transformarlo hasta imprimir en usted el carácter de Cristo. Él no lo dejará igual. 

¡Bendecido día!