Ser oveja

Escrito el 15/04/2024
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida en sacrificio por las ovejas. Juan 10:11


Amado lector, ¿es Cristo su pastor? Nuestro fiel pastor jamás dejaría una oveja en peligro, y si perdiera alguna de su redil, no descansaría hasta encontrarla.

Si alguna de ellas se lastimara, Él la curaría y la ayudaría mientras pasa su tiempo de debilidad.

Si usted se considera a sí mismo una oveja, podrá estar seguro de que el príncipe de los pastores consolará con gran amor su alma y permanecerá a su lado en el más intenso invierno.

No querrás vivir como un príncipe, cuando has probado los beneficios de ser una oveja. Cristo, su pastor, vendará sus heridas y pondrá el bálsamo de su tierna misericordia cuando lo necesite.

Él no lo dejará habitar para siempre en la lejanía. No importa cuán retirado pudiera estar del dulce y apacible redil, Cristo su Señor lo ayudará a retornar a los maravillosos caminos de la gracia.

Una oveja, por cierto, sigue la voz de su pastor. Asegúrese, por tanto, de oír la voz de Dios. Esa imponente voz, cuán extravagante trompeta o cuán silbido apacible, lo conducirá a los pastos del amor del Padre.

Amado lector, ¿es Cristo su pastor? Si es así, entonces no persevere en la rebeldía de su espíritu o en la ansiedad de su alma.

Pida con llanto, de ser preciso, que el callado del pastor corrija sus extraviados pasos, y que su disciplina lo alcance para que usted sea librado del error y del pecado.

Si Cristo es su pastor, entonces descanse en su Señor; Él defiende a sus ovejas cuando se encuentran bajo amenaza.

Manténgase en el redil, renuncie al dañino deseo de mirar afuera. El mundo no es su lugar. El mundo lo absorberá y sus tentadores espejismos no traerán más que desgracia a su casa.

¿Cambiará la seguridad del redil por los peligros de los deleites mundanos? ¿Cambiará la apacible habitación que le ofrece el Eterno Pastor, por las implacables y hostiles desgracias de los lugares lejanos?

No huya, vaya a los brazos del pastor. No atienda a las sutiles ofertas de la tentación. No salga del redil, no se exponga al poder destructivo del pecado.

Beba de las aguas frescas del río de Dios; no se atreva a probar del mortal veneno que el maligno le ofrece.

Si el Eterno Pastor de Israel estuvo dispuesto a poner su vida en lugar de la suya, ¿le rendiría hoy su presente y pondría en sus manos su futuro?

El Gran Pastor no le hará daño, déjese amar por Él.   

¡Bendecido día!