Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12:30-31
No he leído o escuchado una definición tan exacta y tan simple del cristianismo como la que encuentro en este maravilloso pasaje.
Si usted es un cristiano, entonces amar a Dios es su prioridad. Amarlo significa honrarlo, obedecerlo e imitarlo.
Cuando amamos, priorizamos opiniones. Normalmente, usted escuchará las opiniones de las personas que han demostrado amarlo.
Lo mismo ocurre con Dios. Usted sabrá que realmente lo ama cuando su parecer (manifiesto en las Escrituras) determina sus decisiones.
Todo lo que usted haga, piense o hable, debe testificar de su amor por Dios. Usted no estará dispuesto a pasar por encima de ese amor, incluso cuando quiera hacerlo para alcanzar un “bien”.
Ahora bien, ser cristiano también supone gozar de buenas relaciones. Por tanto, debe proponerse ser pacífico.
No se busque pleitos y no haga cosas que, aunque a usted le generen mucho bienestar, a otros les generen destrucción.
Amado lector, ahórrese los problemas con otros. Mire a los demás como superiores a usted mismo de tal manera que el orgullo no le haga cometer errores.
Guárdese de las ofensas, no diga cosas de las cuales se podría arrepentir. Tome tiempo para escuchar y, si luego hay tiempo para hablar, entonces hágalo responsablemente.
Ame a su familia, ayúdela, no le dé la espalda cuando puede mirar de frente. Sea misericordioso, y entienda que cada persona que pasa por su lado enfrenta su propia historia de dolor.
Abandone su actitud de juez. No juzgue a los demás, eso no le compete a usted. Cambie su vocabulario; todos podemos hablar mejor.
Su lengua tiene la capacidad de destruir una iniciativa, o de resucitar una esperanza. ¿Qué prefiere?
Amar a Dios y amar a las personas debe ser su norte. De hecho, eso es lo que Dios espera de usted.
Hoy es un buen día para que usted le manifieste a Dios su amor por Él. Adore, cante y contemple al Señor. A la vez, ratifique su amor por la gente que Dios ha puesto en su camino.
¡Paz y bien!

