¡A edificar se dijo!

Escrito el 18/11/2025
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. Nehemías 2:18


Dios es visionario. La Biblia lo llama el Gran Arquitecto. Él diseña los planos, pero usted debe usar sus manos para materializar dicha visión.

Una gran pared se construye paso a paso. Día a día. Así como el muro de Jerusalén exigió trabajo constante, de la misma manera lo exigirá llevar a cabo un gran plan.  

Construir aquel sistema de protección tomó 52 días. ¿Cuántos días le tomará lograr su meta? No lo sé, pero el tiempo no importa tanto, como sí importa que logre su objetivo.

Amado lector, hágase consciente de que las grandes edificaciones exigen una importante inversión. Fortalecer su espíritu también lo demanda; hacer crecer su empresa no es la excepción.

Tendrá que esforzarse lo suficiente si en verdad quiere lograr un sueño. Esforzarse es darlo todo aun cuando no quiere. Llamamos esfuerzo a esa grandiosa cuota de determinación que aparece cuando el aliento se marcha. 

Recuerde que, cuando una gran visión se está llevando a cabo, los obstáculos aparecen. Pues bien, usted deberá enfrentarlos y, para vencerlos, tendrá que esforzarse lo suficiente.

Quizá, el primer obstáculo que deberá enfrentar es el desánimo. El desánimo es un huésped complicado que usted deberá ahuyentar. La mejor manera de hacerlo es tomando acciones. Mi consejo es: levántese y trabaje.

No permita que se escapen sus sueños. Peor aún, no se permita renunciar a ellos; esfuércese tanto como sea necesario.

Si hay una visión de Dios en su interior, persiga su cumplimiento, luche, enfrente el desánimo y vénzalo.

Considere que Nehemías fue el centro de críticas y ofensas; sin embargo, mantuvo su espíritu fortalecido y al final logró lo que se propuso.

No se apabulle, en Cristo es más que vencedor. Si usted se dispone y se rinde al Espíritu de Dios, de su interior florecerá la persistencia y con la persistencia vendrá la victoria. La mano de Dios está sobre usted, entonces cuente con su favor y respaldo.

Le doy dos recomendaciones finales; por favor, considérelas: en primer lugar, ame a Dios, ame a su prójimo; lo demás le está permitido. En segundo lugar, luche, batalle y corra tras la visión de Dios para su vida. Le aseguro que valdrá la pena.

¡Fuerte y sentido abrazo!