¿Quién acusará a los que Dios ha escogido? Romanos 8:33.
¡Qué bendito desafío! ¡Cuán irrebatible es! Cada pecado de los elegidos fue colocado sobre el gran Campeón de nuestra salvación, fue llevado lejos por la expiación.
No hay un pecado contra el Pueblo de Dios en su libro. Él no ve pecado el Jacob ni iniquidad en Israel. Todos han sido justificados en Cristo para siempre.
Cuando la culpa del pecado fue sacada, el castigo del pecado fue removido.
Para el cristiano no hay golpe de la mano airada de Dios, no, ni siquiera hay una sola mirada con el ceño fruncido.
Quizás el cristiano deba ser corregido por su Padre, pero Dios, el Juez, no tiene nada que decirle al cristiano excepto: “Has sido absuelto”.
Para el cristiano no hay castigo de muerte en este mundo, y mucho menos una segunda muerte.
Está completamente libre de todo el castigo, como también de toda la culpa del pecado, y el poder del pecado también es removido.
Puede ser que el pecado interfiera en nuestro camino y que nos perturbe con batallas constantes, pero el pecado es un enemigo conquistado para toda alma que está unida a Jesús.
No existe un pecado que el cristiano no pueda vencer, si descansa en Dios para hacerlo.
Aquellos que visten las vestiduras blancas en el cielo han triunfado a través de la sangre del Cordero, y nosotros podemos hacer lo mismo.
Ninguna lujuria es demasiado poderosa, ningún pecado atormentador está demasiado arraigado, podemos vencerlos con el poder de Cristo.
Créelo, cristiano, que tu pecado es cosa condenada. Puede patear y luchar, pero está destinado a morir.
Dios ha escrito condenación en su frente. Cristo lo ha crucificado, “clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14). Ve ahora y avergüénzalo, y el Señor te ayudará a vivir para alabarlo, pues el pecado y toda su culpa, vergüenza y temor se ha ido.
“Acá hay perdón para las transgresiones pasadas, no importa cuán oscuras sean, mira, alma mía, con asombro, pues el pecado por venir será también perdonado”.
¡Bendecido y próspero día!