Eso significa que toda la creación será agitada y removida, para que solo permanezcan las cosas inconmovibles. Hebreos 12:27.
Tenemos muchas posesiones en este momento que pueden ser sacudidas, y no es bueno para el cristiano considerarlas valiosas, no hay nada estable debajo del cielo.
Sin embargo, tenemos ciertas “cosas que son inconmovibles”, y yo lo invito en este día a que piense en ellas, que si todo lo que pudiese ser sacudido fuera sacado, obtendrían consuelo verdadero de las cosas que no pueden ser sacudidas, las cuales permanecerán.
Cualesquiera hayan sido tus pérdidas o cualesquiera que estas pudieran ser, disfruta de tu presente salvación.
Estás parado a los pies de la cruz, confiando solamente en el mérito de la preciosa sangre de Jesús, y las subas o las bajas del mercado no pueden interferir en tu salvación en Él.
Ningún banco que quiebre ni ninguna bancarrota pueden tocarte. Eres un hijo de Dios. Dios es tu padre.
Ningún cambio en las circunstancias puede robarte esto. Aunque a causa de las perdidas hayas sido llevado a la pobreza y quedado desnudo, puedes decir: “El sigue siendo mi Padre. En la casa de mi Padre muchas moradas hay, por lo tanto no se turba mi corazón”.
Tienes otra bendición permanente, a saber, el amor de Jesucristo. Aquel que es Dios y Hombre te ama con toda fortaleza de su naturaleza efectiva, y nada puede afectar eso.
Aunque la higuera no de renuevo, aunque en el aprisco no hayan ovejas, no importa para el hombre que puede cantar: “yo soy de mi amado y mi amado es mío” (Cantares 6:3).
No podemos perder la mejor porción y nuestra más rica herencia. Cuando venga el problema, seamos hombres; mostremos que no somos niños pequeños como para ser abatidos por lo que pueda ocurrir durante este tiempo.
Nuestro país es la tierra de Emanuel, nuestra esperanza está arriba del cielo y, por lo tanto, calmos como el océano de verano, veremos la ruina de todo lo que es nacido del mundo y nos regocijaremos en el Dios de nuestra salvación.
Bendecido y próspero día.