Firme y sin fluctuar.

Escrito el 09/11/2018
Ps. Gustavo Muñoz


Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Hebreos 10:23.


Note que, firmeza y fluctuar, aunque son palabras que comienzan con la misma letra, tienen significados abismalmente opuestos. 

La Biblia nos pide lo primero, no lo segundo. Nos demanda firmeza, no fluctuar. El diccionario define firmeza como: voluntad inquebrantable y constancia en la realización de algo. 

Parece entonces, que la firmeza es un pilar del carácter cristiano indispensable para el desarrollo de nuestra fe como discípulos de Jesús. 

En contraste, fluctuar se define como: moverse (un cuerpo) sobre las aguas siguiendo el movimiento de ellas. 

Quizá por esta histórica definición, Santiago afirmó que el hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos y es semejante a las olas del mar que van de un lugar a otro. 

Amado lector, el consejo de hoy es que se mantenga firme. No dude de la esperanza que Cristo sembró en su corazón. 

Usted puede estar seguro de que Aquel que prometió, cumplirá y será fiel a sus promesas. 

Dios no lo dejará en vergüenza, si Él lo llamó, entonces lo respaldará y cuidará de usted. Fluctuar, en cualquier contexto, es sumamente peligroso. Si lo es en la fe, lo será en cualquier espacio o situación en la que se encuentre. 

Ser constante es un reto, pero es justo lo que nuestra actual generación está perdiendo. Dejar las cosas a medias se ha vuelto tan normal. Comenzar y no terminar parece una costumbre. 

Haga la diferencia. Sea constante en su amor, séalo también en su trabajo y más aún en su relación con Dios. 

Fíjese que dos versículos después del que cité, el autor apela a la necesidad de ser constantes cuando se trata de asistir a la iglesia. 

Usted no debe ser de aquellas personas que van a la iglesia una vez por mes, o cuando se siente bien y tiene algo por lo cual agradecer. 

Si actúa así, usted se arriesga a vivir como un nómada: de aquí para allá. Un día aquí, otro día allá. Le aseguro que ese no es el estilo de vida que Dios quiere para usted.

No baje la guardia, sea constante. Evite las variaciones en su caminar con Cristo y recuerde, esta esperanza no avergüenza. 

La constancia producirá bendición y mucho fruto en su vida. Recuerde que la disciplina vence el talento y la constancia supera la suerte. 

Feliz y próspero día.