Quémelos.

Escrito el 20/03/2020
Ps. Gustavo Muñoz


Algunos de los nuevos creyentes que habían practicado la brujería trajeron sus libros y los quemaron delante de todos. Esos libros tenían un valor de cincuenta mil monedas de plata. Hechos 19:19.


Durante su caminar con Dios, usted encenderá el fuego para presentar al Señor sacrificios de adoración, pero también deberá encender fuegos para que se consuman los “libros” escritos con las tintas de su maldad. 

Daría cualquier cosa por haber presenciado un acto de arrepentimiento público como éste. Ciertamente, ese fue el resultado de la predicación de Pablo, sin mencionar, que el mismo infierno fue vilmente avergonzado. 

Hoy le vendría bien encender un fuego que consuma sus malos hábitos, y destruya por completo aquellas actitudes que lo están destruyendo a usted. 

Quizá usted sea un cristiano confeso, pero aún conserva una bodega secreta en la cual guarda oscuros secretos.

Su relación con Dios no prosperará a menos que usted se determine a entregar por completo, los manuales de su antigua y pecaminosa forma de vivir. 

Sus “libros” podrían estar impidiendo que su espíritu sea libre. Aquellos libros pueden ser físicos, o espirituales. 

Digo físicos, porque es probable que usted insista en guardar objetos, cartas, etc. que lo estén amarrando a su pasado o a sus viejas costumbres. 

Con “libros espirituales”, quiero referirme a su corrupta manera de pensar, al estilo del mundo que aun puede estar operando en usted, a la malicia y a los deseos de la carne. 

Usted es una nueva criatura. Queme, entonces los costosos “libros” que le han robado la gloriosa bendición de caminar con Dios. 

Fíjese que aquellos libros que quemaron los que practicaban la magia, tenían un alto valor. Aun así, ellos pudieron reconocer que no agradaban a Dios y era necesario deshacerse de ellos. 

Usted también necesita deshacerse de cosas. Viva como una nueva criatura. No guarde entre sus cosas “tesoros” de destrucción. 

Humíllese y presente ante Dios esas luchas secretas que perseveran en su mente. Le aseguro que el buen Espíritu Santo, no lo dejará solo en su agotadora batalla. 

Levántese hoy, camine con valentía y determinación, busque entre sus cosas, aquello que aún lo mantiene atado a la culpa, al dolor o al odio, y por favor, deshágase de eso. 

“Queme” sus vínculos con lo oculto y comience a caminar en la luz, en la integridad de sus obras y en la santidad de Dios. 

No importa cuánto cueste ese fuego, recuerde que usted recuperará la paz y su vida espiritual comenzará a dar frutos notables. 

Créame, valdrá la pena. No escatime esfuerzo alguno con tal de alcanzar su libertad en Cristo. 

Paz y bien.