Desear a Dios.

Escrito el 05/11/2020
Ps. Gustavo A. Muñoz L.


¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierraSalmo 73:25.


El salmista había probado un sin número de placeres. Sabía lo que implicaba vivir en el palacio de un rey, como también, sentarse a la mesa para disfrutar los más deliciosos platos.

El salmista sí que sabía de placeres. Pero solo uno lo había conquistado. Era un deseo y era una necesidad: su amor por Dios.

Amado lector, usted necesita a Dios. Pero esto es lo que Dios espera: que lo desee.

Ningún otro placer se puede comparar con la dicha de disfrutar a Dios. Por eso, su relación con Dios debe basarse en un continuo deseo por las cosas espirituales.

Su deseo por Dios, hará que su fe salga de la estación de la costumbre para convertirse en una razón de gozo y seguridad constante.

Debo recordarle que la vida terrenal es pasajera. Cuanto más usted se pegue a las cosas de éste mundo, más aflicción, extrañamente, experimentará.

Recuerde las palabras del apóstol Juan: “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2:17.

Dios es más importante que su más grande deseo terrenal. Las cosas materiales, sus logros y demás, pueden resultar ser atractivos, pero la riqueza de sus convicciones espirituales no tiene comparación.

Sea más espiritual. La religiosidad no ha ayudado a nadie, pero sí, la elección por Dios, Señor de toda gracia y proveedor de toda dádiva.

Ahora bien. Piense en que cuando usted alberga un deseo, hay agitación por obtener lo que quiere. Esa sensación termina convirtiéndose en un desespero. ¿Podría desear de la misma manera a Dios? ¿Podría pensar en Él todo el tiempo? ¿Quisiera detener su marcha para decir: “Señor, eres todo lo que quiero, eres todo lo que necesito”?

Desear a Dios es su más grande meta. Ese es en realidad el deseo más noble de un cristiano. No espere tener todo lo que quiere para luego entender que nada podrá llenarlo como Dios lo hace.

Tampoco espere perder todo para descubrir que Dios es todo lo que necesita. Más bien, tenga mucho o tenga poco, desee a Dios sobre todas las cosas y no modifique el orden de sus prioridades. Dios es primero.

La tierra está consumida en la búsqueda de placeres interminables ignorando que aquello que le da sentido a la vida terrenal, es justamente la vida que proviene del cielo.

Determine hoy vivir con los pies en la tierra, pero con su corazón en el cielo, amando y disfrutando al Señor durante todo el día.   

¡Bendecido día!