Con calma

Escrito el 11/02/2022
Ps. Gustavo A. Muñoz L.


Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza. Proverbios 21:5


Los afanes se pagan muy caros.

Puedo recordar con precisión, algunas ocasiones en las que intenté ser más astuto que el tiempo. Para mi desdicha, terminé avergonzado.

Tomar decisiones a la carrera sin darse el tiempo para estimar las consecuencias, es un mal hábito que, con frecuencia, desgracia vidas. Así actúa el necio. 

La virtud de los diligentes, en cambio, pasa por un estilo pausado y tranquilo a la hora de tomar importantes determinaciones.

El diligente estima los alcances de cada decisión y sobre todo, busca el consejo de Dios a través de la oración.

Días atrás, vi un corto documental sobre el minimalismo. El argumento central era mostrar cómo el ser humano vivía para obtener cosas, comprar sin mesura y guardar “tesoros” que, incluso, no necesita conservar.

Parte del guion, se ocupó de desvelar el uso desmedido de las tarjetas de crédito y de cómo estas nos permiten tener lo que queremos, incluso, cuando no podemos pagar por ellas. 

Explicaban que una de las razones por la cuales hacemos mal uso de las tarjetas de crédito, se debe a que la mayoría de veces no soportamos la idea de esperar hasta ahorrar el monto que necesitamos, sino que en un acto de impaciencia y desespero, decidimos pagar con ellas, sin importar las consecuencias.

Así actuamos, y a veces sin percatarnos, fabricamos nuestras propias desgracias. Ciertamente, apresurarse no es virtud de sabios, más bien, es una cualidad de los necios.

Amado lector, ejerza su derecho a pensar antes de decidir. Ejerza su deber de decidir con sabiduría y no con los impulsos abocados que le producen sus intensos deseos.

Pensar y reflexionar en los alcances de sus decisiones siempre le traerán paz y sobre todo, un próspero fruto. 

¡Bendecido día!