¿Mejores planes?

Escrito el 10/03/2022
Ps. Gustavo A. Muñoz L.


 

Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. 2 Reyes 5:12


Naamán era un general del ejército Sirio. Gozaba de una autoridad especial delegada por su rey, así como de una reputación exclusiva entre el pueblo. Era un importante líder.

Sin embargo, Naamán tenía una fuerte lucha. Detrás del elegante traje de servidor militar, se escondía una denigrante y tormentosa enfermedad, la lepra. Me pregunto, ¿cuán incómodo era para él mirarse al espejo?

Pues bien, guiado por la sirvienta que atendía su casa, decidió buscar al profeta Eliseo para que lo sanara.

Una vez el profeta le dice lo que debe hacer, Naamán entra en un conflicto interno que lo enoja y predispone para obedecer su orden. Qué curioso. Un hombre acostumbrado a dar y obedecer órdenes, ahora muestra una gran incomodidad con obedecer una orden muy sencilla del profeta.

Naamán no solo cuestiona la orden del profeta, sino que además intenta “mejorarla” afirmando que hay ríos mejores que el Jordán en los cuales podría obtener los mismos resultados.

¿Sabe? Esa resistencia de Naamán, tal vez se asemeje a la suya.

No intente instruir la mente de Dios tratando de encontrar un mejor camino al que Él ya le mostró.

No se resista. Por simple o extraño que parezca, entienda una cosa, en ocasiones, Dios es poco ortodoxo.

No cuestione los métodos de Dios. Haga exactamente lo que Dios le está pidiendo que haga, luego entenderá.

Obedecer garantiza su bendición. Si usted realmente quiere ser bendecido por Dios, tendrá que aprender a obedecer sin cuestionar la orden o el mandamiento que le fue dado.

Al igual que a Naamán, Dios le quitará sus vestiduras de orgullo, altivez y dureza, con el propósito de que entienda que para obtener lo que tanto anhela, debe despojarse primero.

Sí, despojarse de lo que ha valorado tanto, que, incluso, ha llegado a ocupar el lugar de Dios. Despojarse del “traje” de la reputación que esconde el deterioro de su ser interior.

Reconozca que necesita ayuda. Busque a alguien que pueda escucharlo. Hable con alguien sobre sus luchas.

Entienda que en la lista de necesitados usted es el primero. Sin importar el cargo que ocupe, o cuán respetado pueda ser, necesita ir a las aguas del Jordán.

Piense en esto: ¿Usted ha recibido un consejo por parte de una autoridad espiritual? ¿Qué ha hecho con él?

Este es el consejo de las Escrituras para usted: Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.

¡Próspero día!