¿Enderezar caminos?

Escrito el 16/07/2022
Ps. Gustavo A. Muñoz L.


Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Mateo 3:3


Cuando usted observa la ciudad desde un avión o desde la cima de un edificio, podrá notar con mucha facilidad la dirección de las vías y cómo estas se comunican con otras. 

Desde arriba notará que aquellas vías que usted consideró rectas o derechas, en realidad son curvas, e incluso, redondas. Esta es una experiencia divertida que nos permite concluir que los caminos se detallan mejor desde arriba.

Si Dios observara sus caminos –y en verdad Él lo hace– durante el día, ¿qué vería? ¿Se complacería? 

La Biblia dice: “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte”. Proverbios 14:12.

Hacer una revisión de nuestro andar y de las sendas por las que transitamos, podría librarnos a tiempo de una mala experiencia o de un fuerte fracaso.

Usted debe estar alerta. Incluso cuando siente o cree estar haciendo lo correcto y está convencido de que su criterio es sabio, debe preguntarse si Dios aprueba o no su ruta de viaje.

En tiempos de Juan, muchos creían estar haciendo lo correcto. Sin embargo, cuando escucharon la predicación del profeta, entendieron que eran religiosos pero no espirituales. Su verdadera identidad se echó a perder. 

Este es un llamado a evaluar sus caminos y a luchar contra toda especie de inmundicia que quiera pelechar en su corazón piadoso.

Es un llamado para que invite a Dios y le permita enderezar sus torcidas ideas, y las concepciones defectuosas de sus pensamientos.

Usted podría jurar que está obrando correctamente, pero hace falta discernir los pensamientos de Dios a través de la Biblia para entender que necesita un cambio de ruta, un cambio de rumbo, un cambio de dirección.

Las sendas de las que predicó Juan, representan la integridad y la rectitud del alma, del corazón.

La oración de David fue: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí”.  Haga suya esta oración.

Bendecido día, amado lector.