Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Éxodo 14:15
Estoy de acuerdo con usted, todo tiene su tiempo. Así como hay tiempo para orar, debe haber tiempo para accionar.
Si usted ha orado y tiene el consejo de Dios en su corazón, ¿qué espera para marchar?
No clame cuando es tiempo de marchar, y no marche cuando es tiempo de clamar. Tenga presente que hacer lo correcto no es suficiente; hacer lo correcto en el momento correcto es el punto.
Con frecuencia, usted encontrará un “mar rojo” en su camino, sin embargo, recuerde que ante un mar rojo, usted siempre contará con una “vara” que lo abrirá.
Use su fe y créale a Dios. Quizá, lo único que usted ve es un ejército hambriento y furioso a sus espaldas y frente a sus ojos, las agitadas aguas de un mar que le impide pasar al otro lado.
Confíe en el plan de Dios, si Él prometió llevarlo a una tierra ancha y espaciosa, abundante y de bendición, entonces no se detenga, avance, no mire al cielo, camine.
Permítame hacerle una confesión muy personal. No siempre, Dios quiere llevarnos a volar entre las nubes, a veces, Él intencionalmente nos pone los pies en la tierra.
Mi opinión, es que un cristiano sano y maduro, es aquel que puede tener una mentalidad de reino (pensar en las cosas de arriba) y a la vez, enfrentar con gallardía los desafíos puramente terrenales.
Si usted ya ha clamado por la restauración de su hogar, ¿qué espera para luchar por él? Vaya, recupérelo, ponga en acción su fe.
Una promesa no se alcanza únicamente creyendo, usted debe encaminarse y avanzar hacia ella. Si se queda esperando, nada ocurrirá.
Tome acciones de acuerdo a lo que Dios le ha mostrado. Si el Espíritu Santo le ha dicho que se mueva, entonces no se detenga a esperar.
Deje las preguntas para después, siga el plan de Dios, atienda su consejo, no se pregunte cómo, simplemente siga las coordenadas, lo complicado del plan lo resuelve Dios, usted haga lo que debe hacer.
Cobre ánimo y entienda esto: nunca será fácil salir de una tierra de esclavitud, tampoco lo será entrar a una tierra de libertad. Lo cierto es que, en ambas cosas, lo ayudará el Señor.
Tengo la obligación de decirle que éste, probablemente, sea el tiempo que Dios ha marcado para que usted marche y avance hacia la promesa.
No tema al bullicio de la multitud, tampoco al silencio del desierto, mucho menos al rugido de las olas, Dios lo observa, usted está caminando con Dios, crea solamente.
Asuma riesgos, la zona de confort no ha convertido a ningún hombre en experto, los desafíos y las presiones sí.
Amado hermano y amigo, ¡nos vemos en Canaán!
Buen viaje.