Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:5.
La productividad del cristiano está íntimamente ligada a su unidad con Cristo. Si nos mantenemos unidos a Jesús, nuestra vida reflejará una cosecha de buenos resultados.
La vida es larga y en ella hay tiempo para cosechar muchas veces. Cosechar sueños que se hacen realidad, amigos que se convierten en hermanos, una hermosa familia y un ministerio dedicado al Señor.
Lo cierto es que, para alcanzar cualquier meta a la cual usted se esté dedicando en este tiempo, deberá encontrarse unido a Cristo y dependiente de Dios. Para tal propósito será indispensable que ore y busque la presencia de Dios con profundo anhelo.
Alejarse de Dios es una pésima idea. Intentar ganar todo sin Él es un salto al vacío.
La clave de una vida productiva no está en el mucho trabajo, está en su cercanía con Dios.
Cuando usted se acerca a Dios, su corazón descansa, su mente se renueva, y sin duda, podrá tomar sabias decisiones. Invertirá de la manera correcta o emprenderá nuevos caminos de bendición.
Amado lector, la guerra más intensa de su vida es aquella que librará por mantenerse cerca de Dios. Los afanes, la vanidad y los deseos de este mundo, buscarán debilitar su relación con Dios. A toda costa tratarán de apartarlo de los caminos del Señor.
Lo ocuparán, distraerán y le robarán el tiempo que le pertenece a Dios. No ceda a las circunstancias y esfuércese por mantenerse unido a Cristo.
Si desea ver fruto en su vida espiritual, entonces asegúrese de cuidar con sabiduría su relación con Cristo.
De la misma manera en que el diablo tentó a Jesús, de la misma forma lo intentará con usted.
Le ofrecerá poder, dominio, dinero y fama, con tal de convertirlo en un enemigo del Señor.
La dependencia absoluta a Dios, es el camino de un verdadero cristiano.
Paz y bien.