La buena fama

Escrito el 08/09/2022
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro. Proverbios 22:1


El dinero se recupera, pero ¿cómo se recupera el buen nombre? ¿Cuánto vale restaurar una reputación destruida? 

No hay presupuesto para reconstruir una imagen fracturada.

Como si se tratara de un parafraseo del texto de hoy, los abuelos suelen decir: “crea fama y échate a dormir”. Cuando te conocen como una persona responsable, es difícil que esa percepción cambie a pesar de que el tiempo pase. 

Pero tiene el mismo efecto con las percepciones negativas. Una vez te conocen por la patanería o falta de compromiso, esa percepción se mantendrá vigente por mucho tiempo.

Cuidar nuestra imagen no debe ser una carga impuesta, en realidad es una responsabilidad espiritual. 

El problema de poner en riesgo nuestra reputación o buen nombre, es que las personas no solo nos señalarán cuando fallemos, sino que también señalarán la iglesia, e incluso, terminarán por alejarse de Dios.

Alguna vez un pastor dijo que la reputación era como una calificación bancaria. Si necesitaras dinero y gozas de una buena experiencia crediticia, el banco te prestará; pero si, en cambio, estás reportado en centrales de riesgo, las puertas se cerrarán.

Con buena fama se puede prosperar, pero con abundante dinero y una mala reputación, pronto vendrá el fracaso.

Amado lector, sus acciones importan más de lo que cree. No justifique sus malas acciones asumiendo que la responsabilidad es de los que piensan mal de usted, la verdad es que ha dado motivos suficientes para que otros lo señalen. 

La vida cristiana es secreta y también pública. Nos exponemos a Dios en la oración, pero también nos exponemos (como cartas abiertas) a la mirada de quienes nos observan con cuidado.

Entienda que, si lo ven con una cerveza, pocos pensarán que usted tiene cálculos en los riñones; la verdad es que pensarán que tiene problemas con el alcohol. De ahí que debe preguntarse con regularidad por el alcance de sus acciones. 

Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Lucas 17:1.

No seamos tropiezo para otros, más bien, pidamos la ayuda de Dios para ser luz a quienes viven en tinieblas.

¡Bendecido día!