Texto: Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande. Job 8:7.
Dios piensa en nosotros, y Él nunca actúa de manera egoísta. Sin embargo, Él es un Dios de procesos que nos lleva paso a paso, de tal manera que podamos descubrir el valor del sacrificio, la disciplina y la fe. Job perdió todo lo que tenía, pero Dios no lo dejó para siempre en su condición; lo levantó y le dio el doble de lo que perdió.
Job fue recompensado, pero la gran victoria que le concedió el Señor vino después de afrontar un importante proceso. Job reconoció la soberanía de Dios. Jamás pasó por su mente la idea de “pelear con Dios”. Job dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. Job 1:21.
Job tenía claro el concepto de la soberanía y eso le dio paz en medio de su intenso sufrimiento. Cuando resistimos los procesos de Dios, normalmente estos duelen más. Job sufrió, pero no cambió de esposa. Perdió riquezas e incluso su salud, sin embargo, se mantuvo fiel a Dios.
La vida de Job, es un claro ejemplo de cuan importante es para Dios nuestra fidelidad. A pesar de los momentos de angustia y de la desazón causada por el sufrimiento, Job mantuvo su fe intacta y no pecó contra Dios. Esto dice la Biblia acerca de él: En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno. Job 1:22.
La fidelidad espiritual es una decisión en la cual tendrá que perseverar a pesar de las dificultades. Dios premia la fidelidad porque una prueba siempre trae consigo una gran bendición.
Además de la fidelidad, Job supo esperar. ¿Cuántas bendiciones ha perdido por no saber esperar? La espera pone a prueba nuestra fe. Mientras esperamos, suelen revelarse nuestras más grandes virtudes y también nuestros más escondidos defectos.
La espera nos prepara para recibir el fruto de nuestra esperanza. Desesperarnos no solucionará nada. Tomar la primera salida podría alejarnos aún más de nuestro destino. Si Dios afirmó una promesa, tenga la certeza de que Él cumplirá y hará lo que ha dicho que haría.
Job no se rindió en la mitad de su proceso, él esperó hasta final y recibió el fruto de su larga espera. Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Salmo 130:5.
Viva con esperanza su paso a paso con Dios. Esfuércese y aguarde la promoción que vendrá del Señor. Enfrente el desánimo y mientras lo hace, procure ser agradecido.
¡Bendecido día!