Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 2 Corintios 4:8
Las crisis son parte de la vida. No seríamos los mismos sin ellas. En las crisis podemos conocer a Dios y entender mejor sus planes. La realidad es que las crisis nos deberían ayudar a ser mejores y a crecer en madurez.
Muchos de nosotros recibimos entrenamiento en diversas áreas de la vida, pero pocos, recibimos la instrucción correcta acerca de cómo enfrentar los tiempos de adversidad y extremas presiones.
Por eso hoy, quiero compartir con usted algunos principios bíblicos que le ayudarán a enfrentar la crisis y a obtener provecho de ella:
El primer consejo, es conserve la dirección. Las crisis son semejantes a los movimientos telúricos. Todo está tranquilo, usted está concentrado en sus ocupaciones y tareas, pero de repente, todo parece alterarse y termina por sentirse desubicado. No sabe qué hacer, tampoco hacia dónde ir y peor aún, no puede pensar con claridad.
Cuando se encuentre en medio de circunstancias que pretenderán desestabilizarlo y perturbar su visión, pueda mantener la dirección hacia la que se estaba dirigiendo. Por fuerte que sean los vientos, será necesario que conserve la trayectoria y la dirección de sus velas. De lo contrario, podría dejar escapar el cumplimiento de los propósitos de Dios.
El segundo consejo, es acérquese a Dios. Las crisis pueden generar dos efectos: nos alejan de Dios o nos acercan a Él. Muchos cristianos deciden, al sentirse expuestos a las inclemencias de la adversidad, romper sus votos y “dar por terminada” su relación con Dios. Este es resultado natural de la razón humana que se dedica a buscar (erróneamente) a un culpable que casi siempre, es Dios.
Sin embargo, las crisis, por complejas que sean, deben ser un motivo para acercarnos a Dios con el propósito de entender lo que Él está haciendo. En medio de la crisis, busque a Dios y pídale que le ayude a entender lo que usted puede aprender de ese mal momento.
El tercer consejo es guarde la esperanza. Las crisis siempre vienen acompañadas de malas noticias que golpearán su fe. Esté alerta y recuerde que el enemigo usará la crisis para cuestionar su fe y hacerle creer que Dios lo ha abandonado. Sus dardos intentarán permear sus convicciones para hacerlo dudar del amor inagotable de nuestro buen Dios. De manera violenta tratarán de herir su confianza en el Señor haciéndole creer que su Dios es insensible ante su dolor.
Cobre ánimo. Puede que usted esté golpeado, se sienta débil o desgastado, sin embargo, la Biblia nos llama: vencedores.
Las crisis y la adversidad, no lo destruirán, por el contrario, lo prepararán para la gran bendición que vendrá.
¡Gran abrazo!