Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Lucas 5:4.
Bogue mar adentro. Si usted se queda en la orilla se perderá de los grandes escenarios que Dios ha preparado para usted.
En la orilla permanecen los que temen, pero en las zonas profundas navegan los que confían en el Señor. Usted fue creado para navegar en las profundidades de Dios. No tema, los riesgos son parte de la vida.
Todos aquellos que alcanzaron el éxito, primero se resistieron a permanecer en la orilla, luego se arriesgaron a buscar zonas de mayor profundidad.
Amado lector, ¿cuál es su orilla? ¿Quizá un trabajo que le ha quitado todo y no le ha dado nada o, un lugar al cual se ha aferrado sin sentido alguno? ¿Quizá alguien que le ha robado su energía?
Cualquiera que sea su orilla, escuche la voz de Dios, quizá Él hoy lo esté llamando a abandonar esa orilla que tanta comodidad le ha brindado sin mostrarle aún su otra cara: el estancamiento.
Las orillas pulverizan los sueños de los visionarios y consumen la energía de los valientes. Si su anhelo es crecer, le aseguro que en la orilla no lo logrará. Debe decidir ir más allá.
Un riesgo puede ser una oportunidad, en cambio, una zona segura puede resultar ser un cementerio que lapida grandes proyectos.
El fruto no está en la orilla, el fruto está más allá de las fronteras de sus temores, avance y camine hacia las zonas donde pocos se atreven a ir. En las orillas se mantienen los tibios, en las zonas profundas se mantienen los que intensifican el fuego de sus corazones.
Es probable que usted crea que el responsable de su estancamiento es Dios, pero debo decirle que la palabra de Dios está dada: “bogue mar adentro”. Será su responsabilidad si invierte bien o mal su tiempo arraigado a su orilla.
Su carrera no ha culminado, lo que ha pasado es que su tiempo en la orilla ha terminado. Vaya a un nuevo nivel con Dios. Este es el tiempo para capacitarse en la iglesia y así vencer la dañina costumbre de dejar los procesos a medias. Conozca más a Dios, involúcrese con la iglesia y disfrute de todo lo que le ofrece. No mire de lejos lo que le es permitido tocar, abrácelo.
En definitiva, bogue mar adentro.
Bendecido día.

