“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.” Apocalipsis 2:4.
Su relación con Dios debe basarse en una obediencia inspirada por el amor a Él y no en una obligación basada en la tradición.
Ambos sabemos que la espiritualidad se hace insípida cuando nuestro amor a Dios deja de ser una prioridad.
El interés por las cosas del Espíritu poco a poco se va perdiendo cuando abandonamos el primer amor, y entonces, terminamos en territorios peligrosos y destructivos.
Es posible ser un cristiano de décadas sin perder la pasión por las cosas espirituales. El tiempo o sus experiencias espirituales no deben endurecer su corazón y tampoco ignorar la voz del Espíritu Santo. Al contrario, debe hacerlo más sensible.
Vele y cuide su pasión espiritual como a su mas valorado tesoro. Conserve el ánimo mientras sigue los pasos del Maestro y asegúrese de alimentar su pasión por Dios y entonces, sus frustraciones se desvanecerán.
La pasión por Dios es el mejor antídoto contra el pecado. Si es intenso en la fe, no le costará mucho rechazar la maldad, así como repudiar el pecado.
Ame a Dios. Él desea ser el primero en su vida. Le aseguro que no compartirá el primer lugar con nadie.
Amar a Dios es su prioridad. Busque a Dios en éste día y pídale que avive su amor por Él. Mi consejo para usted es: vuelva a lo básico.
El mensaje para la iglesia de Éfeso fue: “haz las primeras obras”. Retorne al punto de partida. Eso no significa que retrocederá, significa que recuperará el verdadero sentido de su fe.
Recuerde que nada es tan importante como su vocación de amar a Dios con todo su ser. Ese es el primer llamado en su vida. Por lo demás, relájese.
¡Bendecido día!