¡Diezmo!
El diezmo se define como el 10% o la décima parte de una cantidad determinada.
El diezmo es una práctica bíblica cuyos inicios se remontan a los tiempos del Génesis (el primer libro de la Biblia. Ver Génesis 14:20. 28:22). Esta práctica consiste en separar de nuestros ingresos, el 10% para la obra de Dios.
A muchas personas les incomoda hablar del diezmo, pero lo cierto es que este principio bíblico, es una importante clave para la prosperidad financiera.
Dar nuestro diezmo con amor, nos ayuda a mantener la perspectiva correcta, pues nos recuerda que debemos ser agradecidos y que todo lo que llega a nuestras manos se debe a la bendición de Dios.
Las escrituras afirman: Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba! Malaquías 3:10.
La práctica del diezmo está acompañada de una promesa. Cuando somos fieles y obedecemos el principio de “dar” para la obra de Dios, ciertamente las bendiciones del cielo serán derramadas sobre nosotros y en nuestras casas en abundancia.
He identificado algunos mitos acerca del diezmo muy frecuentes incluso, entre cristianos:
Primer mito: “Se roban el dinero”: en nuestra iglesia, los recursos financieros y su destino, son auditados por la misión global de la iglesia del Nazareno.
Segundo mito: “Ese dinero queda para el pastor”: el acceso a los recursos es supervisado y el fin de los mismos está destinado al mantenimiento de la infraestructura de la iglesia, al desarrollo, cuidado y crecimiento de sus miembros. También para proyectos de tipo social y ayudas para los más necesitados.
Tercer mito: “El diezmo es para otras culturas”: la Biblia es un libro universal con principios y consejos sabios aplicables en todas las culturas y para todos los tiempos.
Cuarto mito: “El diezmo es una práctica exclusiva del Antiguo Testamento”: ciertamente, la práctica del diezmo surgió en tiempos del Antiguo Testamento, sin embargo, Jesús habló en la época Neotestamentaría sobre esta importante práctica:
“Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues se cuidan de dar el diezmo sobre el más mínimo ingreso de sus jardines de hierbas, pero pasan por alto los aspectos más importantes de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Es cierto que deben diezmar, pero sin descuidar las cosas más importantes”. Mateo 23:23.
El diezmo continúa siendo una práctica espiritual consistente con la naturaleza de Dios y de la iglesia: la generosidad.
El diezmo pone a prueba nuestro corazón y como consecuencia nuestras motivaciones hacia el dinero y de paso, pone a prueba a Dios porque Él ha dicho: “pruébeme” ahora en esto…
Amado lector, póngalo en práctica y verá como Dios obrará.