Es por gracia

Escrito el 12/12/2022
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo. 1 Corintios 15:10


Se sabe que el apóstol Pablo hablaba por lo menos 4 idiomas; era egresado de la mejor facultad universitaria de teología de su época; gozaba de una “visa” con la que podía ir a cualquier lugar del mundo hasta ese entonces conocido, y ser tratado como un ciudadano privilegiado de Roma.

Su inteligencia, privilegios y reputación, no impidieron que este hombre de Dios reconociera que el tesoro más importante de su vida era la gracia del Señor. A nada más le atribuía su éxito. Para Pablo, la gracia de Dios era a su vida, lo que la savia es a una planta.

¿Cuántas veces le atribuyes a tu talento o a tus capacidades la razón de tu éxito, olvidando que eres lo que eres por “la gracia de Dios”? La gracia de Dios es un maravilloso regalo inmerecido que debes recibir y cuidar. Nunca olvides quien eras antes de ser hallado por el Señor.

Saber esto debe producir en ti, una actitud de humildad constante mientras eres fortalecido en tu dependencia a Dios. Ahora bien, a dicha gracia no solo se responde con gratitud, sino además viviendo de tal manera que Dios se agrade de ti.  

Tú gozas de la gracia de Dios. Por esa razón eres amado, perdonado y fuiste redimido. No somos superiores a nadie, no somos mejores que nadie; la gracia de Dios es todo. Es lo que queda cuando desnudamos el corazón ante Dios. Las Escrituras afirman: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios”. 

Ve al secreto y admite que en ocasiones crees que mereces lo que quieres y desconoces que recibimos lo que por gracia Dios determina concedernos. Lo cierto es que merecíamos el castigo pero ¡gloria a Dios por su gracia! Mereceríamos la enfermedad, el dolor y la miseria pero Alguien llamado Jesús, nos manifestó el poder de su amor y entonces, su gracia nos alcanzó. Hoy somos nuevas criaturas que se deben a la gracia de Dios.  

Créeme, no eres tú, es la gracia de Dios obrando en ti.