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Escrito el 02/03/2023
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. Jeremías 2:7.


Al leer este llamativo texto, no pude evitar recordar la Parábola de los Talentos. Según el relato, un hombre rico se marchó a un reino lejano y le encargó su botín a tres hombres que consideró idóneos.

Al regresar, evaluó la gestión de cada uno encontrando que, dos de ellos, habían duplicado la base, pero el tercero, tuvo miedo y enterró lo que recibió. El hombre rico felicitó a los dos primeros, pero al tercero lo reprendió y le quitó lo que tenía.

Tengo la sensación de que a Dios le encanta la idea de confiarnos cosas, incluso, personas. Tal parece que Él nos encuentra dignos de cuidar sus tesoros y no solo de protegerlos, sino también, de mantenerlos relucientes, bellos, limpios y prósperos. Sin embargo, a veces deshonramos esa confianza y echamos a perder lo que se nos entregó.

En Génesis, se dice que Dios le confió al hombre un jardín. Luego, le confió la mujer. Acto seguido, les dio instrucciones sobre lo que debían hacer, y entonces, les dio una responsabilidad de liderazgo. Como podrá recordar, Adán y Eva abrieron la puerta al pecado y nada fue igual una vez que la maldad se enseñoreó del corazón del Hombre.

No hay dudas de que este misterio no es de fácil comprensión, pero me arriesgaré con usted a entenderlo. Por eso le preguntaré: ¿qué está haciendo con lo que Dios le ha confiado? ¿Está cuidando de su cónyuge? ¿Se esfuerza por cuidar diligentemente la bendición que Dios le confió?

Dios no entrega cargas fastidiosas. Los tesoros que Él ha puesto en sus manos merecen su cuidado y dedicación. A veces, culpamos al diablo por algo que perdemos, cuando en realidad, los responsables somos nosotros.

¿Dios lo ha puesto en un lugar de privilegio? Entonces valórelo. ¿Tiene a su cargo una familia? Entonces no la contamine. ¿Tiene un trabajo? Entonces no lo tenga por poco. ¿Tiene a su cargo personas? Entonces ayúdelas a crecer. 

Hemos sido llevados de una tierra de esclavitud a una tierra de bendición. Por lo tanto, valore la bendición que recibió. No cometa el error de menospreciarla.

Fuerte abrazo, amado lector.