Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él. Salmo 118:24
Pienso que, frente a las circunstancias que hoy atraviesa, le vendría bien asumir una actitud diferente.
Ciertamente, no será su actitud la que solucione o clarifique sus circunstancias, pero, de lo que puede estar seguro, es de que le ayudará a manejarlas de manera sabia.
La actitud de un creyente no solo habla de su buen carácter, sino también, de la calidad de su fe.
Creo firmemente que la alegría es una conclusión esencial de la vida. La gente persigue la felicidad como si se tratara de un bien supremo, cuando, en realidad, la felicidad es una consecuencia de tener la presencia de Dios en nuestras vidas.
La causa del gozo y de la alegría es Dios. La felicidad es un efecto secundario, un resultado.
Por lo tanto, basta con entender que Dios es el artífice de nuestra felicidad. Él hace los días para nuestro deleite, para nuestro gozo.
Amado lector, ¿de qué le servirá quejarse? ¿Qué ganará albergando tristeza y frustración en su corazón?
Si Dios le permitió despertar en este día, sepa que esta hora del día, es un premio de amor para usted.
Viva y disfrute. Mientras lo hace, recuerde que fue por la misericordia de Dios que hoy pudo abrir sus ojos para contemplar la gloria de Su creación.
Valore el tiempo que el Señor le da. Disfrute con gratitud las obras gloriosas del Señor y los santos placeres que la Biblia aprueba.
Este es su día. Lo invito, por tanto, a vencer, a sobreponerse a sus sentimientos de soledad, fracaso o, incluso, a la incertidumbre.
Gócese. El mañana está en las manos de Dios.
¡Bendecido día!