No permitan que nadie los atrape con filosofías huecas y disparates elocuentes, que nacen del pensamiento humano y de los poderes espirituales de este mundo y no de Cristo. Colosenses 2:8
Las filosofías huecas o los disparates elocuentes, son ideas y expresiones del pensamiento humano que, con su brillo y aparente perfección, tientan la mente de los creyentes.
Este tipo de pensamientos o filosofías, alcanzan las mentes débiles, que carecen de raíces profundas en las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.
El evangelio es sencillo. De hecho, una de las motivaciones por las cuales Cristo vino al mundo, fue justamente para librarnos de las prisiones de la sabiduría humana (que es defectuosa) y mundana (que es contaminante).
Tengo la necesidad de decirle esto, porque, quizá, el diablo no pueda tentarlo con los placeres comunes de la vida, pero él intentará desviarlo con filosofías nacidas de un intelecto vano o atractivas interpretaciones que no son más que vacías e injustificadas conjeturas.
Descontamine su fe. Una fe contaminada es aquella que se alimenta de todo tipo de ideas o tradiciones, ignorando la verdad esencial del Evangelio.
“Dígame cuánto conoce a Jesús, y yo le diré cuán alta es la calidad de su fe”. Amado lector, esto es lo que realmente importa. ¡Conocer a Jesús! Los maestros son importantes, pero ninguno de ellos le dará salvación.
Fíjese en esto: Pablo dice que el mundo tiene poderes espirituales. Él no se está refiriendo específicamente al “poder” de Satanás, él se está refiriendo a un poder “espiritual” que proviene del mundo.
Lo que eso significa, es que usted no descubrirá fácilmente qué es qué. El poder espiritual del mundo es sutil. Se muestra benévolo y gentil, pero termina siendo maligno y recio.
Hoy debo exhortarlo a cerrar sus oídos a las filosofías huecas y a los disparates elocuentes. No se deje confundir.
Viva como Jesús. En cada caso y circunstancia de la vida, pregúntese: ¿qué haría Jesús? Del Señor usted ha recibido un maravilloso libro en el que podrá encontrar las respuestas que necesita.
La fe cristiana no es compleja, nosotros la hacemos compleja. El evangelio es sencillo, nosotros lo complicamos.
Vuelva a lo básico, vuelva al mensaje esencial del evangelio; el mucho saber no traerá más que aflicción y confusión; imitar a Cristo lo ayudará a vivir plenamente en libertad.
Amado, no se deje arrastrar. No sea como un “judío errante” que camina de aquí para allá. Dios lo estableció en una tierra en la cual le llamó a permanecer.
Sea crítico y defienda sus convicciones con la verdad del evangelio que Cristo enseñó.
¡Feliz día!