¿Luz o Tinieblas?

Escrito el 31/07/2023
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 2 Corintios 6:14


Cuidar sus relaciones de amistad no es un asunto menor. Todo lo contrario, debe constituirse en una de sus principales metas.

Hace algún tiempo preparé una prédica cuyo título fue: Las amistades y las matemáticas. En esencia, lo que intenté explicar fue cómo las matemáticas y las amistades comparten cierta similitud. 

Están las amistades que suman, las que restan, las que multiplican y las que dividen. Todas y cada una tienen sus propios efectos. 

Las amistades que suman son aquellas que nos ayudan a crecer. A través de ellas recibimos importantes lecciones y a su paso por nuestra vida, se encargan de ayudarnos a crecer en nuestra fe y a ganar confianza en nosotros mismos.

Las amistades que restan, son aquellas que debilitan, atacan las buenas costumbres y cuestionan las buenas costumbres En vez de sumar alguna virtud a nuestra vida, nos quitan vuelo, visión y pasión. 

Las amistades que multiplican, son aquellas que en poco tiempo transforman nuestra percepción del futuro. Nos ayudan a conectarnos con nuestro propósito y de cuando en vez nos empujan con la intención de ayudarnos a descubrir lo mucho que podemos elevarnos. 

Las amistades que dividen son aquellas que nos separan de la gente que amamos o de las personas con las cuales tenemos una responsabilidad. Debilitan nuestra cercanía con las personas que realmente nos convienen. Nos dividen el corazón y luego condicionan su amistad a cambio de un beneficio personal.

Como puede ver, en las amistades también aplican las operaciones matemáticas. 

No es fácil encontrar buenos amigos o socios de vida, pero sí puede resultar sencillo asociarse con las personas equivocadas. 

Amado lector, sea intencional. Conéctese con las personas que lo ayudarán a ser mejor, no con aquellos que aplauden sus malas conductas y que le ayudan a esconder sus defectos o pecados. 

Si es soltero o soltera, no invente, tampoco se engañe pensando que usted podrá cambiar a una persona para que sea más parecida a usted. La verdadera transformación tiene un solo origen y es el arrepentimiento. Haga sociedad con personas que tengan una buena historia de arrepentimiento. 

Busque la luz en sus amistades y en sus planes de noviazgo, y si alguien que camina en tinieblas se acerca a usted, entonces comparta su luz, pero no confunda las cosas, la obra de transformación la hará el Espíritu Santo, no usted. 

Con amor, 

Su servidor.