¡Amar!

Escrito el 19/12/2023
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. 1 Corintios 13:2


La acción de amar es una clara evidencia de que usted es realmente espiritual.

Si se lo propone, podrá hacer muchas cosas buenas por los demás. Sin embargo, ninguna de ellas superará el mandato de Jesús para usted: amar a su prójimo.

Amar es una tarea eterna, nunca termina. Usted debe amar a Dios, a su familia, hermanos en la fe, amigos y a todos aquellos que caminan lejos de Dios.

Amar es, sin duda alguna, la fuerza más poderosa del mundo. Tan poderosa es, que supera el odio y destruye las enemistades, acerca los corazones divididos y da segundas oportunidades.

¿Qué tanto usted ama? Dios quiere que sea un fiel reflejo de su amor. Su voluntad no es que hable de amor, su voluntad es que permita que la ley del amor gobierne el todo de su vida.

Tengo la responsabilidad de decirle que hoy es el día para demostrarle a su pareja y/o familia, cuánto les ama.

La vida y las relaciones exigen la práctica de amar. El desafío es que, mientras lucha, trabaja y se cansa, el amor se disipa y se produce aquella sensación de sequedad que nos convierte en personas duras e insensibles.

Pero eso puede cambiar. Si usted se siente seco, entonces lo animo a ir a la fuente del amor perfecto: a Jesús. Él lo saciará y lo capacitará para amar como nunca antes.

Cuando usted acude a Jesús, de manera extraordinaria, Él comparte su naturaleza amorosa con usted y lo sacia para que pueda dar de lo que recibió.

Ame. Demuestre su amor. No asuma que la gente que lo rodea sabe que les ama, más bien, permita que ese amor se manifieste de manera real y apasionada.

Lo extraordinario de pasar tiempo con Dios, es que nuestra visión de la vida y de nuestras relaciones cambia, somos transformados y entonces, aunque nuestros corazones hayan sido lastimados o defraudados, este se regenera para amar de nuevo.

Hoy solo le diré: ame. No eche a perder sus bendiciones al permitir que su corazón albergue rencor o ira contra alguien. No se deje llevar por los impulsos de sus emociones.

Esa llenura lo hará libre y le dará la capacidad de amar de la manera correcta. No guarde rencor, ame. Pida al Señor, que lo llene de amor por aquellas personas que no se han ganado su favor.

Con amor, su servidor.