Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor. Josué 24:15.
Si usted quiere agradar a Dios y tener éxito, tendrá que determinarse. En ocasiones, las determinaciones son dolorosas y difíciles, pero sin duda, ese es el precio que tendremos que pagar si en verdad queremos avanzar.
La generación de Josué se acostumbró a vivir con dudas e incertidumbres. Ellos no tenían días negros o claros, ellos se acostumbraron a "vivir en tono gris". Sus pensamientos eran grises. ¿Conoce a alguna persona que piensa en tono gris?
Una persona que piensa en tono gris, casi nunca asume una postura. Normalmente, nada le parece bueno y tampoco malo. Su mentalidad tiende al relativismo. Cuando debe opinar sobre cuestiones morales, prefiere decir: depende. No se atreve a decir sí, y tampoco se expone a decir no. De hecho, teme cuando debe responder a preguntas comprometedoras.
Nosotros estamos viviendo en una época semejante a la de Josué. Hoy día, las personas prefieren negociar sus principios y convicciones, con tal de no ofender o molestar a alguien más. Incluso hoy, "cristianos" contemplan la idea de una nueva sociedad en la que, los pecados que antes nos aterraban, hoy son tolerados.
Amado lector, si usted aplaza la acción de tomar decisiones radicales, quizá un día será demasiado tarde para arreglarlo. Una persona indecisa, lo único que hará será reproducir hijos indecisos y confusos. De Josué aprendemos que las determinaciones son el fruto de las convicciones y no de los ambientes. ¿Puede imaginar a un Jesús que, en público, actuaba de una manera y, en secreto, lo hacía de otra manera? Yo no puedo imaginarlo.
Usted debe ocuparse en ser una persona de una sola pieza. Moralmente, debe ser una, sin importar dónde se encuentre. Si usted vive para agradar a los demás antes que para agradar a Dios, le aseguro que desperdiciará su vida y al final, habrá dejado de vivir de manera auténtica, y entonces, una profunda y robusta raíz de amargura, brotará de su cansado corazón. Determínese a vivir para Dios.
Pague el precio de resistir las presiones sociales y de pensamiento que quieren alejarlo de sus raíces espirituales. No retroceda. En tiempo pasado usted vivió para el mundo y fue una marioneta de satanás. ¿Quisiera determinarse hoy a vivir para Dios y a agradarlo a Él antes que a los hombres?
Con amor, su servidor.