Por la fe Abraham, a pesar de su avanzada edad y de que Sara misma era estéril, recibió fuerza para tener hijos, porque consideró fiel al que le había hecho la promesa. Hebreos 11:11
La fe vence al tiempo. Bendita fe que se impone sobre los límites y las presiones de los años. Bendita fe que puede, incluso, echar a andar el reloj para atrás.
¿Quién imaginaría que, a la edad de este par de ancianos, verían un milagro de tal magnitud? Aquello era imposible; sin embargo, la fe lo hizo sencillo.
Sara era estéril. No había duda sobre su diagnóstico, estaba certificado. Las Escrituras afirman que le había cesado la costumbre de las mujeres. Sin embargo, eso no impidió que un gran milagro se efectuara.
Como si no fuera suficiente, el panorama se hizo más denso. Ancianos, estériles, y ¿débiles? ¿Qué podría ser peor?
Lo cierto es que, no todo estaba perdido. Abraham “tenía una carta más por jugar” su fe. Esa fue su mejor arma.
Amado lector. ¿Podría considerar la historia de Abraham y Sara para animarse a creer hoy por algo imposible? Créame cuando le digo que no todo está perdido.
La fe no solo hace que las cosas ocurran, sino que logra algo más poderoso que eso. La fe crea las circunstancias para que las cosas imposibles ocurran.
La diferencia en el futuro de su casa la puede hacer la fe, no su habilidad. Usted tiene una promesa anclada a su corazón, viva por ella y créale a Dios.
Amado lector, haga lo mismo que hizo Abraham. Él consideró fiel a su Señor. Abraham entendió que, aunque la tierra tiemble y el mar pierda sus límites, la palabra de Dios se cumplirá.
No existe un enemigo que pueda cambiar los planes de Dios para usted. El único que puede hacer aquello, es usted mismo. Por eso le aconsejo no desesperar.
La desesperación podría llevarlo a cometer errores que lamentará profundamente. Muévase de acuerdo a las coordenadas que Dios le está revelando.
Si usted debe estar quieto, entonces hágalo, no se mueva y espere lo mejor. No se impaciente, confíe en la perfección de los planes del Señor para su vida.
Active su fe. Con la fe, usted podrá superar la debilidad que le impide perseverar por sus sueños. Si Abraham y Sara recibieron fuerzas, usted también las recibirá, y tenga la plena certeza de que no serán escasas.
Amado lector, su tiempo no ha terminado, su fin no ha llegado. Hay tiempo, hay fuerza y hay un milagro de Dios para usted que viene abriéndose paso en su andar.
En este nuevo día, quiero animarlo a creer que esa es su mejor defensa, su mejor ataque y su más grande virtud; créale al Señor.
¡Bendecido día!