El caballo se prepara para el día de la batalla, pero la victoria pertenece al Señor. Proverbios 21:31
Sus logros pertenecen al Señor; es por eso que usted no tiene nada de que jactarse; ah, excepto de una cosa: la pura y consistente misericordia de Dios.
Dicho eso, hay algo más que Dios quiere que entienda. Aunque la victoria es producto de su soberana voluntad, ciertamente Él espera que haga su parte.
¿Cuál es su parte? Prepararse, asumir riesgos y enfrentar a su enemigo. Si anhela la victoria, entonces deberá luchar.
Usted debería estar ensillando su caballo ahora mismo. “Preparar el caballo” significa estar dispuesto a “darlo todo”. Debo decirle que todos desean la victoria, pero no todos están dispuestos a pagar el precio.
Recuerde algo: su fe debe ser coherente con sus acciones. Haga lo que está a su alcance y use lo que está en sus manos.
Vaya, hable con su jefe y déjele los resultados a Dios. Asumir el riesgo es su parte. Tome la iniciativa y luche.
Debo decirle algo más: la vida no solo se constituye de victorias, sino también, de admirables intentos.
Tal vez peleó una gran batalla, sin embargo, hoy se encuentra desanimado porque entregó lo mejor en esa batalla y no obtuvo lo que esperaba.
Pues bien, Dios ya lo había dicho: «la victoria es mía». Lo que usted ahora debe entender, es que ahora es mucho más diestro que antes.
No se desanime, usted deberá preparar su caballo muchas veces, si es que en realidad quiere la victoria.
En realidad, ¿quiere la victoria? ¿En verdad la anhela? Estoy seguro de que Dios quiere confiarle grandes victorias, pero usted debe perseguirlas, debe prepararse y salir al encuentro del gigante que lo está desafiando. Dé lo mejor. La mediocridad no ha ayudado a nadie, sea diligente, haga su parte y verá resultados. Prepare su caballo y pelee, Dios hará el resto.
¡Bendecido día!