Viviendo en el Espíritu (Parte 1)

Escrito el 19/10/2024
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. Salmo 143:10


Planificar es una cualidad digna de una persona ordenada, pero ser guiado por el Espíritu Santo es la virtud de un cristiano convertido.

¿Suele hacer planes? ¿Hace planes y pide la dirección de Dios mientras los ejecuta? Bueno, le sería hacer lo primero y también lo segundo.

Establecer planes es tan solo el 50% de la fórmula. El 50% restante corresponde a su disposición para permitir que el Espíritu de Dios lo guíe.

Yo he hecho muchos planes. Establecerlos me ha generado una interesante sensación. Sí, la de sentirme como el “gran gerente” de mi vida. Sin embargo, en el camino he comprobado que algunos de mis planes no eran los planes de Dios para mí, o que simplemente no era el tiempo para desarrollarlos.

Entonces, he hecho mía esta oración: “Tu buen espíritu me guíe...”.

Hacer esta oración me ha costado quebrantos y, en ocasiones, “perder” lo que he defendido. Para mi consuelo, con el tiempo he entendido las sabias razones de Dios.

Amado lector, usted, al igual que yo, ha tomado decisiones apresuradas. Quizá tomó una decisión bajo presión o influenciado por los poderosos efectos de las emociones, cuyos resultados hoy lamenta.

Créame, no intento señalarlo, solo quiero recordarle que, en sus próximas decisiones, puede contar con el consejo del Espíritu Santo, Él lo ayudará.

Aunque los pies de David no siempre fueron en la dirección correcta, hubo un día muy especial en su vida en el que entendió que planear es tan solo una pequeña muestra del favor de Dios, pero el ser guiado por el Espíritu es la más clara evidencia del fiel amor del Padre.

Conectarse con el Espíritu Santo hoy demanda de usted una oración muy sincera: “guíame”. No se fíe de su sabiduría, tampoco de su experiencia. Pida hoy, sobre todas las cosas, la guía del Espíritu en cualquier decisión que deba tomar. 

Bendecido día.