Amar

Escrito el 02/02/2025
Pr. Gustavo A. Muñoz L.


Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. Mateo 5:44


¿Le alcanza el amor para cumplir con la voluntad de Jesús? Aquello de amar a nuestros enemigos es en serio.

Su carácter cristiano debe ser formado de tal manera que pueda descansar y tener paz cuando escuche mencionar el nombre de esa persona que le causó aflicción.

Note que su amor es para los que ama y también para los que no están entre sus afectos. Dios desea que usted ame a los que procuran su bien, y también a los que estorban su camino.

Actuar de acuerdo con lo que Dios demanda, será la garantía de ser, verdaderamente, un hijo de Dios.

Amado lector, ¿han venido nombres a su mente mientras lee este devocional? ¿Está recordando, ahora mismo, a personas que burlaron su confianza y le hicieron daño? Si es así, recuerde que ellos están labrando sus propios caminos; por tanto, ellos precisan de su misericordia.

Mientras usted permita que en su corazón se alberguen sentimientos negativos, o incluso que prospere el odio, le aseguro que cada vez estará más lejos de la plenitud de Dios.

Jesús sabía que los cristianos sufriríamos persecución y seríamos rechazados. De hecho, sabía que libraríamos batallas personales contra sentimientos profundos del alma. Es por eso que se anticipó para decirnos: “amen a vuestros enemigos”.

Dios nos ha dado un ejemplo. ¿Le negó el sol a los injustos? ¿Le negó la lluvia a los malos? No. Dios es misericordioso. De la misma manera, espera que usted lo sea.

Jesús jamás le pedirá que haga algo que Él no haya hecho ya. Él fue a la cruz y murió por “todos”. No hizo diferencia alguna, en cambio, nos amó a todos.

¿Podría usted amar y vencer los sentimientos que enferman su corazón? Claro que sí, eso es totalmente posible. Podría comenzar con la decisión de perdonar y dejar atrás esos recuerdos que impiden que su herida sane.

No pague mal por mal; rompa el ciclo y haga el bien a aquellos que le demostraron desprecio o rencor. Viva como un hijo de Dios; sea diferente, quizá, al ser visto por la gente, quieran glorificar a Dios.  

¡Bendecido día!