Enseñadme, y yo callaré; hacedme entender en qué he errado. Job 6:24
¡Qué acertadas fueron las palabras de Job! Se requiere valentía para pedir ser instruido en la verdad de Dios.
Su acción de callar para escuchar, evidencia un espíritu humilde y un corazón sensible, dispuesto a ser corregido.
Job estuvo totalmente dispuesto a reconocer sus errores y faltas. No pretendía negarlas u ocultarlas, todo lo contrario, él quiso exponerlas para ser sanado.
Usted debe tener la misma actitud de Job. La vida nos pondrá en circunstancias en las que será necesario hacer una pausa para, luego, hacer un inventario.
Ese inventario no es un juicio de Dios, es, más bien, un acto de amor en el que el Espíritu Santo señala, con misericordia y consolación, aquellas causas que nos hicieron errar. Esto, con el propósito de enseñarnos y corregirnos.
El Espíritu Santo le ayudará a poner su mundo en la perspectiva correcta. Todos nos equivocamos y cometemos errores. La gran diferencia es que algunos aprenden de ellos, y otros no. Sea de aquellos que se disponen para aprender y ser instruidos en el consejo sabio de Dios.
La corrección de Dios será de gran bendición para usted, pero pida una conciencia limpia y ore pidiendo ser alumbrado.
Exponga su alma ante Dios y pídale que le permita alcanzar una comprensión total y definitiva del alcance de sus errores. Ciertamente, usted no será perfecto, pero eso no significa que no deba reflexionar sobre sus acciones.
Dios no quiere que sea quebrantado nuevamente. Lo cierto, es que no debería tropezar dos veces con la misma piedra.
Vaya al secreto y pida ser instruido por el Santo Espíritu de Dios. Le aseguro que Él le mostrará sabiamente lo que debe hacer.
Quizá le muestre que necesita perdonar o pedir perdón; que aquello que consideró como un simple comentario fue más dañino de lo que podía imaginar.
Ahora bien, entienda esto: sus errores del pasado no deben avergonzarlo, no es eso lo que el Espíritu Santo desea; en realidad, lo que Dios quiere hacer, es hacerlo más sabio mientras usted muestra humildad para aprender de sus desaciertos.
Un discípulo de Cristo necesita reflexionar y pensar lo suficiente en sus propias acciones. Debemos ser evaluados según las reglas del Espíritu Santo, para así, asegurarnos de que estamos caminando en la dirección correcta.
Si se dispone para reconocer sus errores, le aseguro que su final será en extremo grande. La recompensa vendrá. Job lo comprobó.
La prosperidad es el resultado de abrir nuestras almas ante Dios. “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Proverbios 28:13