Un día, Isaí le dijo a David: «Toma esta canasta de grano tostado y estos diez panes, y llévaselos de prisa a tus hermanos. Y dale estos diez pedazos de queso a su capitán. Averigua cómo están tus hermanos y tráeme un informe de cómo les va. 1 Samuel 17:17-18.
Usted nació para los grandes planes de Dios. Sin embargo, si es de aquellos que les molesta hacer las pequeñas tareas que le encargan, entonces, hay un problema que debe resolver.
David, conociendo la importante misión que tenía, nunca cedió al orgullo. Él supo esperar el tiempo correcto en que sería proclamado rey.
La unción, el respaldo de Dios y la aprobación de la gente, no le hicieron perder la ruta de los procesos naturales que un siervo debe encarar.
Considere que David obedeció a su padre, quien lo usó de mensajero, aun sabiendo que tenía la aprobación de Dios para liderar Israel.
Si se hubiera negado a llevar el encargo de su padre Isaí a sus hermanos, la gran hazaña por la que lo conocemos, simplemente no hubiera ocurrido.
A veces a usted le parece incómodo hacer ciertas cosas que considera no estar alineadas con su visión y propósito de vida.
Sin embargo, para Dios, las pequeñas responsabilidades que usted asuma con seriedad y compromiso, serán su carta de presentación cuando le toque estar al frente de un gran proyecto.
Si usted es fiel y excelente en lo poco, le aseguro que Dios lo pondrá en lugares y cargos de privilegio.
Sea humilde. Hoy usted está haciendo un mandado. Mañana, puede estar dirigiendo la compañía en la que trabaja.
Amado lector, la grandeza no llegará hasta que usted aprenda a ser diligente con los encargos pequeños.
Dios lo ayudará, pero usted haga su parte. Sujétese a su autoridad, reconózcala y hónrela.
No intente pasar por encima de sus superiores. No resista la autoridad de otro, acéptela y sea diligente. Dios lo recompensará.
¡Bendecido día!