Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Romanos 6:4
La vida nueva, a la cual hace referencia el apóstol Pablo, implica más que un cambio de hábitos. En realidad, se refiere a un cambio en la esencia misma del ser.
No es un cambio de apariencia, es un cambio de la disposición interna del alma, en la cual, según los estudiosos, se encuentran el intelecto, las emociones y la voluntad.
Lo cierto es que la única ruta para experimentar la vida nueva, es la disposición a la muerte de nuestra vieja y corrupta naturaleza pecaminosa.
Esa naturaleza es la misma que lo provoca a pensar en cosas indeseables y, a veces, perversas. Es justamente ese polo opuesto que constantemente es atraído por las cosas de este mundo.
Ese es el lado oscuro que el Espíritu Santo quiere cambiar en usted. Sí, Él quiere traer luz a esas habitaciones que aún permanecen en densas tinieblas.
Un cambio profundo es totalmente posible. La santificación por el Espíritu y la transformación de su vieja naturaleza por una nueva, es la meta de Dios para usted.
Busque la vida nueva y no se conforme con los cambios superficiales. La vida nueva es una dádiva del Espíritu Santo.
Puede que usted cambie el orden de sus enseres en casa, que haga cambios en la planificación de su calendario, o incluso, que cambie de casa, pero créame, nada de eso será suficiente si usted aún sigue los impulsos de su antigua naturaleza.
Dios tiene el plano de su existencia. Él lo conoce y sabe cuáles son sus luchas más secretas. ¿Sabe qué es lo mejor? Que Él envió su Espíritu a la tierra para que pudiéramos experimentar un nuevo nacimiento.
El deseo de Dios es que usted viva de una manera diferente; sin embargo, para que los cambios se produzcan, debe estar dispuesto a morir a su estilo de vida pecaminoso para darle paso a la vida de Dios morando plenamente en su interior.
La vida nueva es aquella que es guiada por el Espíritu Santo. Por eso pídale a Dios, que le ayude a ser sensible al trato y a la dirección de su Espíritu. De esa manera será mejor en todo, incluso, en aquello que ha sido su debilidad.
Pídale al Señor una vida nueva.
¡Bendecido día!